Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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Junio 7 2021 Seúl, Corea del Sur.
Jimin bajó de su auto en el estacionamiento del restaurante donde su esposo lo había citado esa tarde, llegó con diez minutos de retraso, era miércoles mitad de semana ese día en específico había tenido mucho trabajo aunado a una junta importante con empresarios extranjeros. El estrés por esa junta había echo que su cabeza comenzara a doler, pero aún así entró al restaurante con una sonrisa saludando al capitán de meseros el cual lo guió hasta donde él arquitecto lo esperaba.
El rubio sonrió aún mas al ver a su esposo levantarse de su silla para recibirlo con un beso en sus labios.
-Hola mí angel. Perdona la demora pero esa junta se alargó más de lo que hubiese querido.
-No te preocupes, bonito. Lo mejor es que ya estás aquí. -dijo Hoseok al tiempo que hacía una señal al mesero para que les mostrara el menú.
-¿Cómo estuvo tu día amor? -preguntó el rubio.
-Excelente, hoy por la mañana Jin nos contacto con nuevos clientes aquí en Seúl, son proyectos muy importantes.
-¡Que bien mi ángel! Me da mucho gusto.
-Gracias, bonito.
Minutos más tarde ordenaron su platillo, Jimin miraba a su esposo con curiosidad.
Hoseok por su parte le sonreía mientras saboreaba su comida. En la silla de su lado izquierdo tenía su portafolio, lo cual al notarlo el rubio se le hizo un tanto extraño.
Cuando salían a comer como en esta ocasión nunca cargaban con asuntos de trabajo, por sus múltiples ocupaciones tenían poco tiempo para ellos, así que las cosas de trabajo siempre se quedaban en la oficina para disfrutar más la compañía del otro.
Y ahora el mayor llevaba su portafolio con él. Jimin frunció levemente su entrecejo y con su mirada señaló la silla a lado de su esposo.
-¿Y eso? Habíamos quedado que nada de trabajo cuando estemos juntos, mi ángel.
-Oh, lo sé hermoso. Pero no es trabajo, más bien es una sorpresa.
-¿Una sorpresa?
-Si, es algo que tenía preparado desde hace días, y es algo que estoy seguro te hará tan feliz como a mí.
-¡Tengo mucha curiosidad, dime de qué se trata! -expresó el rubio dando palmaditas emocionado como si fuese un niño.
