Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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El doctor Jeon abría la puerta del carro de lado del copiloto abriéndole paso al azabache.
-Gracias, cariño. -dijo el azabache mientras daba un piquito en los labios del médico.
El contrario le sonrió, cerrando la puerta cuando su novio entró al vehículo. El peliazul rodeó el auto para subir del lado del piloto, mirando a su novio como seguía insistiendo en el teléfono marcando el número del rubio.
-¿Nada? -preguntó el médico, cuando el contrario gruñó por que su llamada no era tomada.
-No. Sigue sin responder. Realmente ya me estoy preocupando.
-Amor, todo está bien. Si no fuera así, ya lo sabríamos. -dijo el médico mientras giraba las llaves del auto y ponerlo en marcha.
-Si, tienes razón. -asintió no muyconvencido.
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Mientras tanto en casa de los Jung, un rubio se levantaba de la cama, su rostro estaba desencajado, triste y demacrado por todo el llanto derramado desde el día anterior. Sentado a la orilla de la cama, Jimin lleva sus manos a su rostro tratando quizá dequitar todo rastro de lágrimas que hayan podido quedar. Se queda por unos minutos ahí, sentado con sus manos ahora apoyadas sobre el colchón, sus pies desnudos tocan el frío del suelo, su mirada se fija en el piso, está pensativo y en ese momento una vez más su móvil vuelve a anunciar una nueva llamada.
Su mirada se levanta hacia la mesita de noche, toma el teléfono y mira el nombre del contacto. "Tae". Suspira y esta vez decide tomar la llamada.
-Hola, Tae.
-¡Gracias al cielo, al fin respondes! -Se le oye decir al moreno un tanto preocupado al otro lado de la línea.
-Si...disculpa apenas estoy despertando. -mentira. -Pero que bueno que me llamas ¿Podemos vernos?
La voz del rubio se escucha apagada.
-Claro, pero dime ¿Está todo bien?
-Si, si, todo está...todo está bien. Por favor dime dónde podemos vernos.
-Espera, dame unos segundos.
El rubio frunce si ceño ante las palabras de su primo, se escucha que habla con alguien pero no alcanza a entender lo que dicen. Entonces el moreno retomó la conversación.
