Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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La presentación de la tesis de los chicos terminó, después se ofreció una recepción para los universitarios y sus familiares en el gran salón de la institución. Dentro de la recepción, Namjoon preguntó a su hermano por Ken, se suponía que debería estar a su lado. Jimin le dijo que su prometido se tuvo que ir, sin darle más explicaciones, Namjoon ya no preguntó más, no le dió tanta importancia a la ausencia de su cuñado.
Los hermanos Park junto a su primo, al igual que Hoseok, Jin y Christopher, decidieron retirarse dos horas después de iniciada la recepción. Prefirieron retirarse hacia la mansión, había sido idea de Namjoon el que siguieran la fiesta por decirlo de alguna manera, en casa. Todos aceptaron la idea del peligris, así que ya estando fuera del recinto Jackson esperaba a su jefe para llevarlo de regreso a casa. Namjoon habría llamado a su chofer tal y como lo había dicho Taehyung. El chofer llegó en menos de quince minutos.
Jackson llevó al peligris y su pareja a casa, mientras que los demás se irían tal y como llegaron, Taehyung manejaría nuevamente para regresar a la mansión.
En el camino de regreso a la mansión Jimin y Hoseok se miraban y se sonreían, había momentos en que sus manos se tocaban disimuladamente. Finalmente llegaron a su destino, los cuatro bajaron de la camioneta riendo de las ocurrencias de Christopher.
Taehyung se adelantó un poco junto al arquitecto más joven, mientras que Hoseok y el rubio se quedaron unos pasos atrás de ellos. El pelirrojo detuvo por el brazo a Jimin, tenía que decirle algo muy importante.
—¿Qué pasa amor?— dijo bajito el rubio.
—Amor, tengo que salir un momento, no tardaré mucho.
—¿Salir? ¿A dónde?
—Tengo que recoger algo, es una sorpresa para ti.
—¿¡Una sorpresa!? ¿Puedo ir contigo?— el rubio parecía un niño inquieto por ver la sorpresa.
El pelirrojo hizo un ademán colocando su dedo índice en su barbilla simulando estar pensando la propuesta del rubio.
—Hmmm, pues no sé cariño.
—¡Por favor! ¡Déjame ir contigo!— el rubio movía su pierna impaciente, tratando de convencer a su ángel de que lo llevara con él—¡Por favor amor!
—Hmmm, está bien vamos— dijo el pelirrojo—. Pero nos están esperando allá adentro.
—Espera— el rubio habló al chofer para que se acercara a ellos haciendo una seña con su mano—. ¡Jackson!
