Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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Viernes 25 de abril 2018 Seul, Corea del Sur
Después de haber dormido plácidamente lo que restó de la noche en brazos del hermoso rubio, Hoseok comenzó a despertar, miró a su alrededor con sus ojos casi cerrados todavía, encontrando el bello rostro dormido del chico de ojos verdes.
Sonrió y le dio un besito en la frente para levantarse después con sumo cuidado de no despertarlo pues aún era muy temprano. Tomó su boxer para ponérselo seguido de su pantalón. Se dirigió al cuarto de baño para lavar su cara y enjuagar su boca, en ese preciso momento escuchó unos toquidos suaves en la puerta principal de la pequeña casita, se colocó su camisa abrochándola hasta la mitad dejando ver un poco su pecho. Extrañado por esos toquidos, decidió ir a ver de quién se trataba, al abrir la puerta se llevó una grata sorpresa cuando vió una canasta colocada cuidadosamente sobre la banquita que estaba afuera de la casa. Sobre la canasta había una nota, misma que comenzó a leer, conforme avanzaba en la lectura su rostro dibujaba una sonrisa.
“Arquitecto Jung, me atreví a preparar un rico desayuno, para usted y mi pequeño Jimin. No se preocupe, le puedo asegurar que nadie sabrá este bello secreto de ustedes dos. Que tengan buen provecho. Atentamente, Cloe.
Hoseok no dejaba de sonreír, levantó su vista para buscar a la mujer mayor y agradecerleesebello detalle, pero no logró verla. Lo que si vio fué un bello rosal, y arrancó una rosa con mucho cuidado de no espinarse, tomó la más grande que encontró y regresó tomando la canasta y entrando a la casita.
No se dió cuenta de que la mujer estaba escondida detrás de unos grandes árboles, observándolo con una sonrisa en su rostro.
“Sin duda usted es la felicidad de mi pequeño Jimin” pensó la mujer. Después de ver entrar al arquitecto de nuevo a la casita se retiró de ahí de regreso hacia la mansión.
Hoseok, dejó la canasta sobre la mesa, y empezó a limpiar un poco lo que había quedado de la cena y el vino tinto, fue a la pequeña cocina para buscar alguna bolsa donde echar la basura, colocando después la bolsa en un pequeño contenedor que habia visto afuera de la casa.
Terminaba de colocar los platos para servir el delicioso desayuno, cuando escuchó una voz adormiladallamándolo.
