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𝔎𝔞𝔭𝔦𝔱𝔢𝔩 𝔙ℑ : 𝔉𝔞𝔪𝔦𝔩𝔦𝔢𝔫𝔱𝔯𝔢𝔣𝔣𝔢𝔫

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"Dedicado a Bläulich,

El arte de la guerra no es algo que se logra estudiar, ni siquiera es el objetivo que uno busca. Es un don difícil de manejar y contemplar. Las satisfactorias victorias después de los cientos de disparos manteniéndote despierto, los cañones reemplazando el canto de las aves y la pólvora siendo con lo que se ensucian los rostros, al igual que la sangre manchando las prendas. Pero al momento de ver a su alrededor, uno se da cuenta del verdadero arte de la guerra, una ilustración pesada en la que uno es retratado, presentado en el museo de la memoria, el museo más oscuro y desanimado.

Existen virtudes que alimentan los valores que uno desarrolla al luchar contra uno mismo y buscar el verdadero arte; un arte que no tiene nombre. Algunos lo llaman vida, otros personalidad, otros por sus propios nombres, y algunos pocos como la única alternativa correcta que deberían seguir todos al pie de la letra.

Sparsamkeit; una austeridad para no ser cegado por los lujos de la victoria. Existe también la valentía sin autocompasión, Tapferkeit ohne Wehleidigkeit; una lección, una cachetada fría a aprender a sufrir sin quejarte de ello; quien falla en esto es necio y débil al mismo tiempo. La determinación, el coraje y la disciplina forman a un buen soldado preparado a derramar su propia sangre; Zielstrebigkeit, Mut, Disziplin. La honestidad y la modestía nos mantienen los pies en la tierra y nos hace recordar que somos mortales; Redlichkeit, Bescheidenheit.

Existen más, podría escribir cincuenta páginas dedicadas a estas... Pero mi punto es plantear estas dos, martillarlas en su cerebro, hacerle repetir estas enseñanzas mil veces.

Existe el sentido de la justicia para generar el deber y el orden . Por ello se creó la frase "A cada quien lo que merece"; Gerechtigkeitssinn.

A pesar de que la devoción de cada individuo está planteada de manera distinta. Esta es una excepción, esto es algo que todos deben poseer. La abnegación; Selbstverleugnung. Esto es para la mayoría lo más complicado, un reto mayor. Aquel que le jura ante su bandera, ante sus principios, se convierte en un peón y no le queda nada que sea de su propiedad. Aprender a madurar y reconocer su significado como territorio, como un Estado, es el reto que más atormenta a sus conscientes.

Oficialmente, Edelweiß."


Al firmar utilizando aquel seudónimo Prusia guardó la carta en el sobre. Pero una necesidad desconocida le hizo desdoblar la hoja y leer la carta de nuevo. Al terminar de realizar la acción, no pudo evitar fruncir el ceño, ¿estaba haciendo lo correcto?

¿Por qué dudaba en enviar recomendaciones? A pesar de que fuesen sus propios ideales, enmascararlos como algo universal aparentaba ser completamente hipócrita de su parte. Pero sabía que aquella Confederación le tenía admiración, todas sus cartas lo admiten de alguna manera, tantos elogios y comentarios lo sofocaban, jamás le habían torturado de aquella manera. Como un gato recibiendo muchas caricias, uno simplemente se sentía repugnado ante el afecto acostumbrado a no recibir.

Selló el sobre con la carta dentro y finalmente se puso de pie. Se encontraba en su estudio silencioso. Habían estanterías repletas de archivos y libros. En una nueva cesta colocada al lado de su escritorio se encontraban todas las cartas recibidas por parte de la Confederación Germánica. Habían mapas, decoraciones, cuadros y una sola vela encendida en su escritorio... el resto del lugar estaba cubierto de oscuridad.

Lieber Edelweiß | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora