ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔛ℑ

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𝔎𝔞𝔭𝔦𝔱𝔢𝔩 𝔛ℑ : 𝔖𝔠𝔞𝔯𝔠𝔥 𝔦𝔫 𝔡𝔢𝔯 𝔅𝔩𝔲𝔪𝔢

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"Geschätzt Bläulich, 

Las noches sin ser capaz de reposar en los brazos de Morfeo se hacen cada vez más frecuentes. Inicialmente fue una habilidad nocturna debido a las cargas sobre mis hombros... pero cada día, seguido de semana, a mes, a temporada y a año... me hace descubrir lo que realmente me sucede

Toda noche oscura, con quienes solo convivo son las lejanas estrellas inmóviles, sordas a mortales como nosotros. 

Usted sobrevivió un pasado de soledad, encierro y manipulación... pero ahora vive como un ser alegre, viajando por hermosos lugares, siendo incluido en grupos sociales por su apariencia y personalidad. A veces me pregunto cómo le hace, cómo pudo olvidarlo y recuperarse sin permanecer herido y en coraje. Admito que cuando le veo, la alegría en sus ojos me hace recordar lo débil que soy realmente. ¿Cómo le hace?

Lo lamento, esta es solo una carta de pensamientos nocturnos. Una melancolía la cual desconozco cómo manejar me baja los ánimos. En esos días y noches... como esta misma, silenciosa, vacía, que no me brinda felicidad este aislamiento tan común en mi existencia. El aire no refresca y los aromas me marean... ¿cómo olvidar la sangre que nos mancha las manos? ¿por qué no sufro amnesia de los ardores en la espalda? Parece que me encuentro enredado en un ciclo de luto infinito, el cual nunca me libra la conciencia. Me pregunto la razón por la que siempre soy así, ¿qué fue lo que maté como para apagar todo rayo de mi esperanza?

Edelweiß."


Sus hombres estaban exhaustos, tumbados y jalando aire por el esfuerzo excesivo. Prusia debido a estos hombres indispuestos, permanecía entrenando individualmente. La fuerza con la que el alado movía su sable parecía querer estar rebanando el aire. Había practicado duelo tras duelo de esgrima con sus hombres desde la madrugada, y el Reino de Prusia no parecía pensar en detenerse en ningún momento. 

—¿Quién está dispuesto a otro duelo?

Preguntó Prusia limpiándose la frente. Sus soldados parecieron dejar sus almas ir al mas allá y se echaron hacia atrás, algunos incluso se desmayaron del cansancio. 

—¡Entonces ese seré yo!

Alzó la voz un hombre acercándose al alado. Su asistente Gustav hacía todo lo posible para evitar el contacto entre estos dos. 

—Señor... le dije que usted no deseaba visitas en este momento... pero es muy insistente. 

Terminó disculpándose. Prusia hizo un gesto con la mano para despreocupar a su asistente. 

—Gustav, no hay problema... pueden dejarnos solos. 

Con aquel aviso, sus inferiores se fueron con una caminata perezosa y adolorida. Los  días pasados, Prusia se encontró en su estado habitual de aislamiento.  El Reino le lanzó uno de los sables y el contrario lo cachó con facilidad. 

El Imperio Ruso jugaba con su sable prestado en forma de calentamiento rápido. Acto seguido, le sonrió y se acercaron, cruzaron los sables y comenzaron su duelo. El Imperio Ruso permanecía recto y solamente bloqueaba los ataques. Mientras que Prusia intentaba cortar la distancia para poder ganar sin ser tocado por el sable opuesto. 

Lieber Edelweiß | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora