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"Mein Lieber Edelweiß,

¿Usted conoce las maravillas del cambio de estación? Mi transición preferida es la del invierno a primavera. Tantos meses de espera para la gran revelación de la hermosura en los prados que antes fueron cubiertos por el manto blanco invernal.

Hace poco... pude ver al invierno retirarse del bosque más hermoso que pude ver. La nieve se derretía y las frías gotas de agua mojaban mi rostro mientras exploraba entre el antiguo bosque que parecía tundra en su pico de congelamiento.

La escarcha al romperse reveló la hermosa flora que realmente se ocultaba. Unas hermosas flores coloreaban la frialdad. Pero lo más fantástico... fue que al momento del florecimiento, las nubes se despejaron y las aves volvieron con sus cantos. El sol finalmente se asomó en un cielo azul que poco a poco se revelaba. Sus cálidos rayos del sol me hicieron quitarme mi abrigo y extender los brazos para recibir alegremente esta energía calorífica.

El fervor producido en ese momento lo conservaré por siempre... fue uno de los momentos más significativos y hermosos.

Mit Liebe, Bläulich."



Leyó el Reino de Prusia con una taza caliente de café en mano. Revisó la fecha constantemente, pues el invierno ya había acabado y se acercaban al verano. No se había visto con la Confederación Germánica desde hace tiempo, probablemente desde su visita a los Alpes. Había estado muy ocupado y no salió de su castillo desde su maldito encuentro con el Imperio Ruso. Gustav llevaba varios días con molestia y Prusia tuvo dolor de cabeza por las enormes cantidades de alcohol consumido... cosa que jamás repetiría a pesar de que funcionó en olvidar temporalmente sus situaciones.

—¿Señor...?

Llamó con vacilación su asistente. Prusia despegó su mirada de la carta y se dirigió a Gustav, en forma de permiso para que este continuase.

—¿Usted... tiene una amistad con... la Confederación Germánica? Perdone mi comportamiento entrometido.

Se disculpó bajando la cabeza. El alado se recargó contra el respaldo de su silla, dejó el papel boca abajo sobre su escritorio y se puso a pensar, ¿realmente eran amigos? Gustav lucía confundido, la molestia acerca de algo lo dejaba tenso como un tronco.

—No lo considero. Solo busco relaciones políticas con él por un bien específico.

Explicó de manera corta la situación entre ambos. Al ver el desánimo en la cara de Gustav, Prusia arqueó una ceja y le preguntó:

—¿Sucede algo que deba saber?

Pero el hombre en uniforme al otro lado de la oficina quiso remover la tensión en su cuerpo al responder para no ser evidente:

—No, Señor. Fue una pregunta de curiosidad, es todo.

El Reino de Prusia sabía que Gustav le ocultaba algo, lo conocía mejor que nadie, pero comprendía que no funcionaría presionarlo para hablar, así que dejó que la situación se fuera.

Lieber Edelweiß | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora