ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔏𝔛𝔛ℑ𝔛

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𝔎𝔞𝔭𝔦𝔱𝔢𝔩 𝔏𝔛𝔛ℑ𝔛: 𝔙𝔢𝔯𝔤𝔢𝔴𝔞𝔩𝔱𝔦𝔤𝔲𝔫𝔤 𝔳𝔬𝔫 𝔑𝔞𝔫𝔧𝔦𝔫𝔤

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"Nuestra ejecutoria es el amor a la Patria, la honradez, el amor al pueblo, un sentimiento católico profundo y una fe ciega en los destinos de España."

La guerra civil española siguió en pie y los países continuaron siendo espectadores a excepción de los que apoyaban inclusive en lo más mínimo; una cosa era certera, no se veía cuándo terminaría aquel dolor de espalda. Con el tiempo, distintas naciones en secreto comenzaron a apoyar los intentos de mantener vivo a ese fragmento restante de España antes de que desapareciera por completo como alguien nuevo que nadie conocía y era tan fuera de sí. 

Suecia y Noruega fueron ejemplos de aquellos que intentaron encontrar rastros de España. Se unieron para aportar con apoyos humanitarios y crearon hospitales. El ambiente pacífico dentro de esos lugares, por unos momentos logró traer a la República de vuelta antes de que aquella versión retorcida regresara a tomar control. Pero era señal de que España seguía ahí. 



—¿Ya viste este reporte de Suecia y Noruega? ¿"Aún hay restos del España que todos conocemos y apreciamos"? Oh per favore. 

Rió el Reino de Italia con el papel en su mano, entre risas tiró el texto sobre la mesa y dejó que su invitado le diera una hojeada. El Reino Unido giró la cabeza levemente, de manera lenta alcanzó el texto en sus manos y leyó algunas fracciones en silencio. 

—¿Me invitas a burlarte de un país al que contribuiste a corromper?

Cuestionó el británico sin gusto alguno por el fascista, quien a su vez sonrió con tanto cinismo que generó un sabor ácido en la boca del rubio que era difícil mantener un rostro neutro frente a esa escoria andante. 

—Mio amico, Reich, dijo que andas bastante pacifista, esperaba tener esa misma compassione hacia mí. 

Reino Unido se forzó a sí mismo de evitar generar una reacción física de aversión natural contra ese demente. 

—Nos conocemos desde hace mucho más tiempo, y hemos sido aliados, ¿no es así?

Continuó con una tonada extraña que provocó en el británico un malestar interno. Ese hombre siempre estuvo raro, como si sus tuercas nunca hubiesen funcionado. Inglaterra le mencionó una vez que de joven, el italiano ya poseía cierta chispa peligrosa llena de ambición personal, pero él siempre lo consideró como un tarado que se reía de todo... Tal vez le subestimaba un poco. 

—Me temo que tus intereses están grandemente alejados de los míos. 

Excusó el rubio siendo apático con el que había estado generando una racha de mala fama. Muy pocos realmente estuvieron de acuerdo con él, pocos que realmente poseían raciocinio para sus relaciones políticas y sociales, pero era una lástima que ya no existieran territorios así. 


Envueltos en prendas de gala en aquella radiante galería llena de candelabros de cristal, pisos relucientes, pilares corintios con oro, espejos de varios metros de altura, y cuadros magníficos... yacían dos territorios que se habían encontrado después de un tiempo sin verse; dos territorios que fueron aliados y que generalmente  poseían un vínculo pacífico, ya que ambos se entendían a un grado tolerable. 

Lieber Edelweiß | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora