Lieber Edelweiß | Countryhumans

ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔛𝔛𝔙ℑℑℑ

𝔎𝔞𝔭𝔦𝔱𝔢𝔩 𝔛𝔛𝔙ℑℑℑ: 𝔗𝔥𝔢𝔞𝔱𝔢𝔯𝔞𝔯𝔟𝔢𝔦𝔱

_________________________________

Era de noche, en una tranquilidad acogedora, cuando de repente, alguien tocó la puerta de su habitación con tanta delicadeza que nadie se pudiera haber dado cuenta a menos que no hubiera ningún otro ruido presente, lo cual era así. 

El Imperio Alemán sintió su cuerpo pesado pero a pesar de ello, empujó las sábanas y se levantó para ver de quién se trataba a tal hora de la noche. 

Abrió la puerta lo suficiente para echar un vistazo con uno de sus ojos, y ahí, frente a él, se encontraba a quien esperaba encontrarse. 

—¿Puedo dormir contigo?

Le preguntó en un susurro para no ser escuchado por los demás. El castaño ladeó la cabeza sin tener que decir nada, pues sus acciones daban respuestas claras. Abrió la puerta por completo y esperó a que el pelirrojo entrara a la habitación. 

Ambos se dirigieron a la cama y se acurrucaron juntos. Llevaban noches haciendo eso, simplemente ocurrió. Cuando sucedió el intento de homicidio contra el Austro-Húngaro, este visitó al Alemán a la mitad de la noche y le preguntó si podía dormir con él porque tenía miedo de volver a ser atacado. De ahí en adelante, todas las noches sucedía aquello. 

Se dormían abrazados, a veces platicaban hasta quedarse  dormidos, o no decían nada pues estaban muy exhaustos. Para no ser descubiertos, se esperaban a que todos se fueran de los dormitorios, o antes de que despertara el resto, el pelirrojo se escabullía devuelta a su habitación si era que no se quedaba profundamente dormido en los brazos del menor. 

Algunas pocas semanas pasaron después de que Inglaterra descubriera a  los alumnos interrogando a Polska. Se habían metido en un terrible lío. Inglaterra los reprimió pero también fue forzado a revelar la identidad de su secreto. 

Cuando al pasar de los días la situación se relajó, el Inglés se había excusado en que planeaba presentar a Polonia ante sus alumnos más adelante, pero que estos mismos ya se se habían enterado antes de tiempo en todos los aspectos. 

El Polaco lentamente les fue explicando cómo fue vivir en la academia sin ser descubierto durante tantos meses. 

Su habitación se encontraba en la torre, la cual siempre les llamó la atención a los alumnos. No se trataba de magia lo que iluminaba ese lugar extraño como faro, en vez, se trataban de las velas que encendía. 

—¿Y cómo sales de la torre si no hay puertas ni ventanas?

Polonia explicó que bajando unas escaleras por la torre, se encontraba un camino subterráneo que guiaba a la iglesia. Las veces en las que las puertas se abrían o cerraban, eran porque él entraba a su hogar por ahí. 

El viento que entraba a la iglesia anunciando la presencia de lo que creían era un fantasma, era en realidad cuando Polonia se encontraba en el segundo piso de la iglesia; lo que creían que era techo, en realidad era el suelo de un nivel secreto. Ahí, el chico pasaba largos ratos de su día, ese espacio había sido diseñado cientos de años atrás para mantenerse cálido en cualquier época del año, por lo que en ocasiones abría enormes ventanas o los tragaluces. Mientras él disfrutaba, los de abajo querían salir corriendo del lugar aterrados. 

—Observarles desde la torre no es lo mejor. Por lo que me escondía para... podría decirse "estudiarlos" . Algunos me daban curiosidad, mientras que a otros los aborrecía. Aunque... debo admitir que puede existir la posibilidad en la que pude o no asustarlos a propósito.