ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔏ℑ𝔙

1.1K 61 190
                                    

𝔎𝔞𝔭𝔦𝔱𝔢𝔩 𝔏ℑ𝔙 : 𝔈𝔰𝔱𝔩𝔞𝔫𝔡 𝔲𝔫𝔡 𝔏𝔢𝔱𝔱𝔩𝔞𝔫𝔡

____________________________________



Un disparo fue capaz de atirantar toda su columna y las plumas de sus alas se retorcieron. Con Gustav en sus brazos, quiso dar un paso hacia adelante, no permitiría que acabasen con su vida. Pero perdió fuerza en sus brazos y lo dejó caer. Todo su cuerpo se debilitó como en un lecho de muerte, ni siquiera sus pulmones agarraban suficiente aire. Se tambaleó y cayó muerto con un mareo intenso.


—Edelweiß... 

Su cuerpo helado pronto entró en calor. 

—...Edelweiß...

Un susurro le llamaba seguido con el canto de las aves, sonaba distante, pero lo identificaba a la perfección, esa voz le dedicaba palabras suaves. 

—...Edelweiß... Despierta...

Sus párpados finalmente reaccionaron y la oscuridad fue erradicada cuando abrió los ojos. Frunció el ceño cuando unos rayos cálidos le cegaron pero luego algo le cubría... Eran las hojas de un árbol moviéndose con la brisa fresca. 

El cuerpo inútil suyo se sentía cansado y adolorido. No se podía levantar ni cambiar de aquella posición, era como si hubiera sido arrullado en un paraíso. 

—Liebe aufwachen.

Un escalofrío recorrió su cuerpo entero cuando identificó la voz... Hacía muchos años no lo presenciaba. Con todo el esfuerzo, se sentó y sus sentidos recobraron fuerza, hasta que con una inhalada de aire fresco, el zumbido y hormigueo cesaron y todo se presenciaba con claridad. 

"¿Dónde estoy?"

Se heló cuando una risa sonó detrás suyo. Lentamente se giró y su pecho fue atravesado con una flecha imaginaria. 

Boquiabierto, presenció a la Confederación sentado en una manta, recargado contra el tronco de un árbol, con un libro en la mano. 

—Por fin despierta. Pensé que tendría que cargarlo devuelta al palacio. 

Comentó el rubio, tan alegre como solía serlo, irradiando como el sol con esa sonrisa encantadora. 

"¿Es usted... mi Bläulich...? ¿Cómo...?"

—Le gané la apuesta, al final sí se quedó dormido en mis piernas. Y usted dijo que nunca sucedería y hasta refunfuñó cuando lo forcé a descansar, pero se veía tan tranquilo que no quise despertarlo. 

Prusia se relamió los labios y miró a su alrededor, los caballos estaban amarrados no muy lejos de ellos y se encontraban en un bosque que ambos amaban visitar. 

Sus dedos tocaron su propio rostro, no había un parche en su lado derecho, podía ver con claridad y de su cuello aún colgaba la Cruz de Hierro. Tragó saliva cuando observó el rostro de la Confederación Alemana, él sí tenía su parche, pero aún conservaba la vivacidad, como antes de haberse casado. 

—¿Sucede algo? 

Preguntó el rubio consternado por el comportamiento del azabache. 

—Nein... Estaba pensando. 

"¿Fue todo un mal sueño?"

—Debería tranquilizarse más seguido, usted nunca deja de estar dándole vuelta a los asuntos. Solo durmiendo lo puedo ver en santa paz. ¿Debería acompañarlo en las noches? Así le sigo leyendo y puede dormir conmigo. 

Lieber Edelweiß | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora