𝔎𝔞𝔭𝔦𝔱𝔢𝔩 𝔏𝔛𝔛: 𝔚𝔦𝔢𝔡𝔢𝔯𝔤𝔢𝔟𝔬𝔯𝔢𝔫
____________________________
"Estoy sucio..."
El agua fue contaminada por las partículas sangrientas, el jabón no era suficiente para tallar su piel y eliminar la mugre, Alemania se sentía tan asqueroso y no podía solucionarlo. Llevaba más de una hora en la tina; todo ese tiempo se estuvo sumergiendo, se frotaba con los paños rasposos, sus manos intentaban eliminar el rastro de los besos, sus interiores le generaban repulsión.
Desesperado, tiró el paño de nuevo al agua y se cubrió la boca al querer vomitar, pero nada nunca salía. Deseaba vomitar todos sus órganos para poder limpiarlos y reintroducirlos, pero no era posible.
Recargó el rostro contra el borde de la tina blanca e intentó calmar su respiración, estaba a punto de llorar. Su cabeza dolía, y su mano marcada solo podía sobar aquella herida punzante. Se dejó resbalar hasta sumergirse en el agua jabonosa; podría quedarse así hasta ahogarse y terminar su vida, pero tener el silencio y los ojos cerrados le hacían ver todo lo que pasó la noche anterior... Se le fue el aire y rápidamente regresó a la superficie mientras tosía temblorosamente.
—¿Todo bien?
Aquella voz mandó escalofríos por el cuerpo del alemán. Permaneció observando la puerta, deseando que el monstruo no decidiera entrar con él.
—Si...
Respondió antes de sacar el tapón y dejar que el agua comenzara a bajar por la tubería. Cuidadosamente salió de la tina y se envolvió en una bata. Con dificultad fue hacia el lavamanos y con toda la agonía en el mundo, se atrevió a verse al espejo.
"Mein Gott..."
Sus manos temblaron hasta sentir la piel de su cuello que estaba llena de chupetones, hasta sus clavículas. Poco a poco bajó la bata por uno de sus hombros para ser testigo de la herida nueva que yacía en su trapecio. Ya no sangraba, pero seguía fresca y dolía como el infierno. Weimar le había arrancado su piel y carne, como un depredador.
—No es que sea importante pero se nos hará tarde.
Avisó el mayor al otro lado de la puerta.
—Ya me estoy alistando.
Contestó el castaño mientras terminaba de secar su cuerpo putrefacto para ponerse ropa y hacer todo lo posible para esconder su cuerpo. Una vez salido del baño, Weimar ya lo esperaba con una taza de café preparada.
—¿Gustas desayunar algo? Hay pan fresco.
Tuvo que luchar internamente para aceptar el café, ¿cómo iba a aceptar desayuno envenenado?
—La verdad no tengo hambre, no me agrada comer tan temprano.
—Es cierto, de seguro sigues lleno de anoche.
Rió el azabache con su mal gusto, fue un chiste horrible que generó náuseas en el hermano menor. Ocultó su gesto al beber del café. Acto seguido, descendieron por las escaleras y Alemania fue a recoger su maletín médico. La casa estaba jodidamente tranquila, nada a como era a oscuras. Se asomó y vio a sus perros que seguían encadenados. Quiso ir con ellos, pero Weimar lo llamó desde la puerta:
—Ya llegó el chofer, vámonos.
Justo cuando sus perros captaron su aroma, Alemania se alejó y salió de la casa, en donde el vehículo estaba estacionado al lado de la acera.
ESTÁS LEYENDO
Lieber Edelweiß | Countryhumans
FanfictionLa flor de Edelweiß vive escondida en los helados Alpes. Una bella flor blanca de apariencia frágil. Pero cuidado, porque ese espejismo oculta lo resistente que es, lo reservada que es... lo solitaria que es en la brillante nieve... como si no quisi...