𝔎𝔞𝔭𝔦𝔱𝔢𝔩 𝔏𝔙ℑℑ : 𝔄𝔲𝔤𝔢𝔫 𝔳𝔢𝔯𝔩𝔬𝔯𝔢𝔫
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El palacio era como una burbuja de tranquilidad; ahí no había guerra, caos, desabasto de alimentos, ni enfermedades. Pero existían tensiones y heridas que no podían sanar, sin importar cuántas veces lavaras tus manos, cara, cuerpo entero.
Alemania nuevamente se había duchado después del desayuno; ya era costumbre ver los cabellos ondulados del príncipe húmedos. Si no estaba horas sentado y estudiando, entonces estaba paseando por los corredores sin rumbo aparente. Tanta inactividad a veces le estresaba.
No podía salir en campañas de caridad o apoyos como lo hacía Weimar, el Kaiser aún no permitía sus apariciones ante el público.
Llegó a la recepción, y milagrosamente atinó a la hora en donde Heinrich recolectaba el correo. Se apresuró para llegar con el asistente personal de su padre y le preguntó:
—¿No hay alguna carta para mí?
Los ojos azules del chico buscaban entre los sobres que Heinrich llevaba en la bandeja. Pero cuando el servidor dio una veloz revisión, negó con la cabeza.
—Me temo que no, Su Alteza. ¿Busca algo en específico?
Interrogó el mortal alzando las cejas, pero el príncipe se rascó la nuca y se rehusó a revelar sus motivos.
—Nein, nada importante. Vielen Dank.
Heinrich le dedicó una reverencia breve y partió, volviendo a sus actividades de rutina. Alemania se puso a pensar mientras posaba su mano en la boca y hacía cuentas en la cabeza:
"¿Por qué no se ha puesto en contacto ese bastardo? No sé nada de él desde hace ya tres meses. ¿Cómo se lo explicaré a Vater? Yo iré allá nada más para cerciorarme, sobre mi cadáver..."
—Ficken...
Masculló antes de ir de vuelta hacia sus aposentos. Pero en medio de su trayecto, un pensamiento surgió inesperadamente. Detuvo sus pasos y se quejó al recordar lo que tenía pendiente, acto seguido, se golpeó suavemente la frente.
"¡Quedé en visitar al abuelo! Ay, puta mierda. ¿Cómo le haré? ¿Y si no voy? Nein, si Suiza tiene algo que ver con todo esto, necesito las suficientes pruebas para avisarle a Vater, el Imperio Austro-Húngaro mantiene relaciones con ella, eso es peligroso... Espera, Russland también solía frecuentar allá. ¿Tendrá algo que ver?"
Eran demasiadas preguntas las que podría generar esa situación. Se escabulló por pasadizos que estaban por toda la construcción hasta llegar al ala prohibida, en donde el Kaiser residía; era peligroso adentrarse allí, pero al mismo tiempo era la forma más rápida de salir del palacio. Cabía añadir, y no para presumir, que Alemania nunca fue descubierto en todas las veces que escapó de su hogar.
Sus pisadas se volvieron silenciosas y de vez en cuando se detenía para escuchar si los guardias se aproximaban.
De pronto, un estruendo surgió en una de las habitaciones. No fue como el de un mueble u objeto, pero como el de un cuerpo. Alemania miró atentamente hacia la puerta, como si pudiera ver a través de esta.
Seguido de esto, unas quejas de dolor surgieron dentro. El príncipe tragó nervioso, por instinto se acercó a la puerta, y su mano tembló hasta envolver la manija.
"No es Vater... Esa no es su voz."
Los sonidos extraños frecuentaban más y la curiosidad mataba a Alemania. Así que decidió lentamente abrir la puerta, revelando lo que se encontraba adentro de aquella habitación. Su corazón dejó de latir por un instante, su respiración se paralizó hasta el punto de que su sangre se heló.
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Lieber Edelweiß | Countryhumans
FanfictionLa flor de Edelweiß vive escondida en los helados Alpes. Una bella flor blanca de apariencia frágil. Pero cuidado, porque ese espejismo oculta lo resistente que es, lo reservada que es... lo solitaria que es en la brillante nieve... como si no quisi...