ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔛𝔏ℑ𝔙

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"Mein liebster Bruder...

Lo lamento tanto, padre ha llegado a un límite peligroso, el cual te ha amenazado grandemente y te sigue atormentando en estos momentos complicados de los cuales no puedes escapar. Lo intenté todo para hacerle cambiar de parecer... Para que abra sus oídos para mí y comprenda que esta no era la forma en la que debe tratar contigo. Pero si padre no está dispuesto a escucharme, haré que sea el mismo trato conmigo. Anoche discutí con él, desafortunadamente a gritos e insultos. Y al final he tomado una decisión la cual él no podrá revertir tal como él no lo hizo contigo... 

Querido hermano, por favor responda mis cartas, necesito conocer de tu estado sin tener que escucharlo de fuentes que no sean tus propias palabras... Bitte."

Han pasado cerca de dos semanas desde que el Imperio Alemán mandó a su propio hijo a la guerra. Envió a su sangre a luchar como un simple mortal, degradando todo rango y respeto que antes poseía el joven príncipe. 

Las manos de Alemania temblaron al ver la carta de su hermano mayor. No sabía si le temblaban del frío o de la tristeza que acalambra su pecho. 

El castaño se limpió las lágrimas de frustración y volvió a doblar la hoja para guardarla en su bolsillo. Observó a su alrededor y vio el vaho escapar de su boca. Frotó sus manos y se abrazó a sí mismo mientras esperaba por sus compañeros. 

Se encontraba en las etapas de entrenamiento, así que aún no era enviado al verdadero infierno. Pero su tiempo se acababa, y pronto las cosas serían peores. Si en esos momentos estaba exhausto, no se imaginaba lo que vendría. Honestamente, estaba más que aterrado. 

—Deutschland! Encontramos el hito. Por suerte la nieve no es tan densa y lo encontramos más rápido de lo estimado. 

Avisó uno de sus compañeros. Fueron enviados a los Alpes con una serie de misiones específicas. Primero, la condición física necesaria para las caminatas y escaladas. Segundo, seguir mapas y aprender de los terrenos. Tercero, registrar coordenadas, direcciones, etcétera. Cuarto, encontrar las marcas de referencia. Quinto, traer devuelta algo valioso o representativo del lugar. Sexto, no morir y que todo el equipo vuelva completo. 

Alemania había sido confiado con las tiendas de campaña y las pertenencias mientras que el resto buscaba por los caminos y senderos ocultos. 

—Será mejor que cerremos todo para terminar la misión de una vez por todas. 

Sugirió Hugo, un joven alto y fuerte de cabello negro. El grupo consistía de cuatro miembros, todos eran adultos jóvenes a excepción de Alemania, quien seguía siendo un adolescente. Pero todos compartían el mismo destino, así que eso los mantenía unidos. 

Vincens, un hombre rubio y lleno de pecas, extendió su mano hacia Alemania y le ayudó a ponerse de pie. 

—¿Se encuentra bien Su Alteza?

Le preguntó este manteniendo el respeto que poseía por la familia imperial a pesar de haber recibido órdenes para que le tratasen igual o incluso peor que ellos. 

Alemania asintió con la cabeza y dijo en voz baja:

—No es necesario que yo reciba tan buen trato... No deseo meterles en problemas por mi culpa. 

Hugo le dio palmadas en el hombro y le sonrió despreocupado. 

—Aquí no hay superiores que nos vigilen. Nosotros servimos por la protección del imperio, ¿qué clase de servidores seríamos si tratamos a nuestro príncipe como basura? Lo mantendremos a salvo aquí y en el campo de batalla, no se preocupe. 

Lieber Edelweiß | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora