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"Otro día de aburrimiento..."

Escribir en un diario realmente nunca le sirvió. Todos los días eran iguales para él, nada interesante ocurría en ese palacio asfixiante de protocolos asfixiantes, cuando ni siquiera se trataba de su propio hogar; eso era peor, pues se sentía... como una pieza de ajedrez que no coincidía como las demás, no solo se trataba de coloración diferente, llegaba a manifestarse como si no fuera en primer lugar, una pieza del mismo juego de mesa. 

—¿En qué piensa? Parece estar sumergido en algún conflicto interno.

Se encontraba sentado al borde de una de las altísimas ventanas, sin estar consciente de los largos períodos de tiempo en los que podía estar así, sin ver nada en realidad. Finalmente dejó de ver su propio reflejo cercano al vidrio y se giró hacia Inglaterra. Soltó un suspiro corto y respondió:

—Nada en realidad. Este lugar me absorbe hasta las energías de formular un pensamiento propio. 

Inglaterra prosiguió a intentar reconfortarlo con una sonrisa sutil. 

—Usted está consciente de la circunstancia. Si no fuera por los alemanes o los austro-húngaros o incluso los otomanos, ambos estaríamos en mi residencia disfrutando de paseos matutinos y largas lecturas. 

"Ese estilo de vida tampoco me alegra en absoluto". A pesar de haber pensado aquello, Polonia se retractó de decirlo, no podía tratar con grosería a uno de los únicos que realmente le han ofrecido la mano. 

Desde que la guerra comenzó, toda la familia, a excepción de la dama Irlanda, se resguardaba en el palacio de Buckingham, la residencia del Reino Unido. Nadie podía entrar ni salir sin autorización de la autoridad máxima.

—¿Quién pensaría que su hijo es más soporífero que usted? Pensé que con el carácter de Escocia tendría mejor personalidad, pero ni sus cabellos rizados pudo heredar. Zjednoczone Królestwo es una réplica exacta a usted... Claro, al parecer él tiene más cartas bajo la manga. 

A pesar de que aquella casa no fuese la más entretenida, aún poseían valores de respeto y sobre todo lealtad inquebrantable... seguían siendo una familia. Por supuesto, Irlanda solo era la esposa del Reino Unido y era la vergüenza Británica, era todo menos una dama, una esposa. Y el Reino Unido se veía mejor cuando su dedo no era decorado con un anillo de compromiso. 

Escocia era esposa de Inglaterra, y a pesar de que no vivieran siquiera bajo el mismo techo y en algunas ocasiones no se llevasen a la perfección, siempre terminaban cumpliendo con sus deberes y todo lo que discutían sucedía con las puertas cerradas. Eso debía ser una responsabilidad muy grande que sólo se cumpliría si ambos lados ponían de su parte. 

—¿Cómo se siente tener una familia?

Preguntó después de pensarlo unos segundos. Inglaterra le observó con detenimiento y comentó en voz baja:

—Con que eso era.

Polonia dejó de ver a su mentor y descendió la mirada hacia sus propias manos. 

—No lo sé, en ocasiones me entran ideas extrañas como esas. A veces no me conformo con las pocas memorias que poseo de aquellos tiempos. Y mientras más años pasan, más borroso se vuelve. Hay ocasiones en las que me duele escuchar o hablar en polaco. Creo que me he hecho más inglés que polaco, pues el tiempo que he pasado aquí supera el de mi tierra natal... rebasándola más de lo que desearía. 

Lieber Edelweiß | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora