Nuestros padres y Su llegaron a eso de las 6:30 am con ropa para ambas. Todos tenían los ojos rojos e hinchados tengo por seguro que no durmieron nada y al poco tiempo llegó Marita para acompañarnos y entregarme las llaves de la casa.
El entierro de nuestro bebé sería a eso de las 8:00 am, la bendición del sacerdote sería a las 7:30 am, mientras nos cambiamos de ropa, la doctora y mi padre se hicieron cargo de arreglar a nuestro bebé, colocarlo en su pequeño ataúd.
Victoria estaba tranquila, pero cada vez que pasaba la mano por su estómago soltaba pequeñas lágrimas. Sé que está tratando de mantenerse fuerte. Esa tranquilidad fingida no duraría por mucho tiempo. Le dolía su operación también, al menos le trajeron ropa holgada.
Estábamos sentadas en la camilla, esperando la llegada de la doctora para firmar el alta. La herida de mi chica es enorme y está bastante hinchada todavía, le incomoda mucho, no podría hacer esfuerzo por unos diez días.
-Doc.- Chicas ¿Cómo están? Acá están los papeles, necesito que alguna los firme y ya te podrás ir Vic, ya el bebé está en su cajita. Todo está listo y aquí tienen el acta de defunción. De nuevo chicas, lo siento mucho.-Estas chicas habían pasado por mucho para que les sucediera esto.
-V- Creo que no podemos estar peor Danna. Gracias por hacer todo esto por nosotras. Amor lo puedes firmar tú por favor.-Me entregó los documentos.
Firmé los documentos y en 8 días debíamos volver por una revisión para ver cómo iba sanando la herida. Tomamos nuestras cosas y salimos con nuestras manos entrelazadas. Todos nos esperaban afuera en la sala de espera.
Mis padres no estaban, ellos tenían la cajita de nuestro bebé, los papás de Vic se veían agotados y devastados, Su y mis suegros se iría en el auto de mi madre, los chicos con irían con Marita, nosotras dos en mi auto, mi papá se llevaría el auto de Victoria.
Cuando estuvimos en la tranquilidad de nuestro auto Victoria soltó todo lo que tenía guardado desde ayer, la dejé llorar aferrada a mi pecho, que soltara todo lo que tenía acumulado. Duramos unos minutos abrazadas para irnos directamente a la iglesia, todos ya se habían ido, solo faltábamos nosotras.
-V- Mi amor vamos, llegaremos tarde cariño. –Debía de ser fuerte, no solo por mí, Alma me necesita también, no es justo que no exprese cómo se siente, le duele tal vez más que a mí.
-A- Vamos mi amor, no te guardes nada eso te hace malo. Cuando lleguemos a casa llamaré a la doctora para fijar una fecha para las terapias, si quieres podemos llevar las sesiones juntas.-Le limpié las lágrimas que quedaban en su rostro.
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Llegamos a la iglesia, ya todos nos estaban esperando para iniciar con la pequeña ceremonia. Lloramos todos abrazados, nuestros chicos nos abrazaban y lloraban en silencio.
La ceremonia terminó, y ahora la parte más difícil el entierro. Era tan horrible ver esa pequeña cajita blanca y saber que allí adentro está el cuerpo nuestro hijo, nuestro bebé.
Cuando llegamos al cementerio ya Ricardo tenía todo listo, abrieron la pequeña cajita para despedirnos por última vez de nuestro bebé, nuestro lindo Angelito sería nuestro pequeño ángel de la guarda.
Victoria se aferró a esa cajita y lloró como desesperada. Tuve separarla y llevármela un momento para que se tranquilizara un poco. Su me ayudó a que se tranquilizara.
-A- Amor tranquila, debemos de superar esto cariño. Tú y yo podemos con esto aunque se nos parta el alma. Te amo mi amor, si quieres después de esto nos vamos a casa hacemos maletas y luego nos vamos para la playa o a donde desees.-No la quería ver derrumbarse de ese modo.
-V- Vamos amor entonces, solo quiero ir a casa contigo y los chicos meternos en la cama todo el día y dormir mucho. Podemos con esto, saldremos adelante mi amor, somos fuertes princesa. –entrelacé nuestras maños, necesitaba sentirla conmigo.
Ricardo y Oscar fueron los que se encargaron de poner cada uno de los ladrillos en la bóveda de nuestro bebé, Marita me tenía abrazada y Su a Victoria nos tenían abrazadas y nos susurraban palabras de aliento. Marita me comentó que habló con el decano y lo entendió perfectamente, aceptó que volviera a la universidad en el mes de Agosto.
Cuando terminó el pequeño entierro, nos fuimos a casa, les pedimos a todos que se fueran a sus casas, no queríamos a nadie en casa por unos días, lo único que queríamos era estar solo nosotros cuatro, estar en paz. Necesitábamos aceptar la pérdida, tratar de ir recogiendo las piezas de nuestros corazones rotos.
Yo volvería a trabajar dentro de 3 meses, necesitaba sanar y estar para Victoria. Sabía que las terapias nos ayudarían montones a enfrentar esto juntas, pero igual necesitaba que alguien estuviera con ella, lo que menos quiero es que llegue a cometer alguna locura o que vuelva a la depresión de su adolescencia.
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Esta primera semana ha sido tan difícil, hemos pasado en vela llorando juntas abrazadas o con nuestros chicos, todos juntos en la cama. Pero lo importante es que estamos todos juntos.
Mañana iniciamos con las sesiones de terapia, espero que esto realmente nos ayude. Vic al menos se distrae con sus clases de derecho que no las quiso suspender para mantener su mente ocupada en algo. En cambio amplió el horario para "terminar la carrera antes". Me pareció genial que no se dejara vencer por la tristeza.
Nuestros padres nos escriben todos los días para saber cómo estamos o si necesitamos algo pero tratamos de mantener conversaciones cortas con ellos. Yo si hablo mucho con Marita y mi chica con Su. Nuestros hijos estarían otra semana en casa con nosotras, todos en el colegio lo entendieron perfectamente.
La herida de Victoria ha ido sanando perfectamente, después de la sesión de terapia, iríamos a la cita de chequeo de la cirugía.
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Mientras esperábamos en la sala de espera del consultorio de la psicóloga, Vic me susurró que estaba aterrada, tenía miedo de que le mandaran alguna medicación o tranquilizantes o que simplemente no nos sirvieran las sesiones.
La entendí perfectamente, pero Louisa es una gran psicóloga ella fue quien me ayudó cuando sucedió todo lo de mi ex marido. Me hizo entender su muerte y aceptar su infidelidad.
Aunque a mí sí me medicó por un tiempo con antidepresivos y tranquilizantes, eso Victoria no lo sabe. No creo que ella los necesite, no ha dejado de comer ni pasa llorando todo el día en la cama. Le puede medicar tranquilizantes, pero espero que no lo haga. Eso es como una droga.
Pero el momento de la verdad llegó, nuestro turno había llegado. Le tomé la mano y la besé suavemente.
-A- Podemos con esto y más esposa mía. Te amo y recuerda paso a paso.- Me sonrió tiernamente.
FIN POV ALMA
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El verdadero amor lo encontré en tus brazos✔
RomanceQuién iba a creer que terminaría casada con quien fue mi profesora de literatura en mi instituto, siempre pensé que eso solo sucedía en historias ficticias o a personas con demasiada suerte en sus vidas, nunca en la vida y mucho menos pensé que me i...