Con la noche llena de luz y tu voz pausada

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Aunque Hongjoong no se callaba nunca y siempre tenía que decir en alto su opinión sobre cualquier tema, Yeosang se dio cuenta que Hongjoong podía ser muy reservado cuando quería. Sabía cómo cambiar el tema cuando la conversación llegaba a un punto en el que se sentía incómodo y Yeosang no podía hacer más que seguirle el rollo y no volver a mencionar aquello que había hecho que Hongjoong perdiera la sonrisa por un segundo. Tampoco era que pasara muy a menudo, porque ambos evitaban crear conflicto innecesario entre ellos. Sin embargo, de vez en cuando, Hongjoong comenzaba a imitar a Yeosang y se quedaba sin palabras, o las tartamudeaba. Y fruncía el ceño y miraba a Yeosang como si quisiera decir algo que sabía que no debía. A lo mejor era porque a Hongjoong le molestaba la actitud de Yeosang ante ciertos aspectos de la vida, Yeosang no estaba seguro. O a lo mejor, Hongjoong también necesitaba estar callado a veces, filtrar sus pensamientos antes de soltarlos por la boca. A lo mejor, Hongjoong quería silencio y ya estaba.

Fuera lo que fuera, Yeosang no trataba de entrometerse durante esos raros momentos en los que Hongjoong se perdía en su mente (cuando estaban tumbados en su cama y se quedaba mirando el techo de su cuarto y no decía nada; cuando agarraba la mano de Yeosang al pasear por la noche y no hablaba de lo bonitas que estaban las estrellas; cuando presionaba la mejilla al hombro de Yeosang y no se movía por media hora).

Era extraño. Hongjoong era extraño cuando se ponía así y a Yeosang le daban ganas de sacudirle y gritarle que volviera a ser el de siempre. Pero no lo hacía, porque suponía que ese lado de Hongjoong le pertenecía tanto como el otro (el ruidoso, hiperactivo, lleno de datos innecesarios sobre volcanes). Que simplemente era otra parte de él, otra que Yeosang aún no había logrado comprender. De todos modos, Yeosang pensaba que acostarse en la cama de Hongjoong y estar en silencio mientras miraban los pósters pegados en su techo era muy, muy agradable, así que tampoco se podía quejar. Además, Hongjoong no tardaba en dejar esa burbuja de introspección, y pronto Yeosang le volvía a tener chillando acerca de la vida, del tatuaje que pensaba hacerse y del viaje que quería hacer a Islandia en un año. Y Yeosang sonreía, porque su hyung se veía especialmente bonito cuando hablaba de lo que le gustaba.

Aunque Hongjoong de vez en cuando se callaba y no decía todo lo que se le pasaba por la cabeza, a Yeosang le sorprendió demasiado descubrir que Hongjoong casi no hacía ruido cuando tenían sexo. No era que Yeosang esperase que Hongjoong gimiera como en esos vídeos que solía consumir cuando era adolescente, pues eso era fingido, irreal, para nada genuino. Y Hongjoong no fingía nada, era real y era genuino. Sin embargo, nunca hubiera imaginado lo cuidadoso que se volvía después de meter la mano dentro de la ropa interior de Yeosang. Acostarse con Hongjoong era tenerle encima, besando todo lo que estuviera a su alcance, tocando con atención y mirando a Yeosang de reojo para saber qué le gustaba y qué no (aun si ya sabía qué le gustaba y qué no, porque Yeosang era simple y Hongjoong aprendía rápido). Solo suspiraba sobre la oreja de Yeosang y alguna que otra vez se le escapaba una lágrima si las cosas se volvían un poco más intensas. Susurrar el nombre de Yeosang, o llamarle cupcake era algo que también hacía, sobre todo cuando quería sentir a Yeosang todavía más cerca y lo abrazaba con fuerza e invadía todo el espacio de Yeosang y Yeosang solo podía pensar en Hongjoong y en Hongjoong nada más.

ㅡTengo que decirte algo...

Hongjoong murmuró aquella noche, con los labios pegados al cuello de Yeosang. Aprovechando que San y Wooyoung estaban en Namhae, Yeosang le había pedido a Hongjoong que pasara la noche con él. Y claro, no podían desperdiciar la oportunidad y pronto la ropa de ambos acabó desperdigada por la habitación. Hongjoong estaba abrazando a Yeosang por detrás, con un brazo sujetándolo por la cintura y con una mano sobre el cuello de Yeosang (sin apretar, sin asfixiar; sus dedos con uñas pintadas de rosa simplemente descansaban ahí. Para mantener quieto a Yeosang, a lo mejor).

AfterglowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora