Yun y Hwa hyung no hacían nada especial por San Valentín. Durante los años que Hongjoong había pasado con ellos, nunca vio ramos de flores grandes y extravagantes o regalos caros en pequeñas cajas con lazos de color rosa durante los catorce de febrero. Era un día como cualquier otro, porque Yun y Hwa hyung se querían todos los días del año y si querían darse ramos de flores extravagantes o regalos caros, no tenían que esperar a una fecha concreta. Fuera San Valentín o no, Yun hyung siempre besaba a Hwa hyung en la mejilla cuando coincidían en la cocina por las mañanas y Hwa hyung siempre arreglaba el pelo de Yun hyung en la entrada antes de que se fuera a trabajar. Y se miraban con ternura, como si recién se estuvieran enamorando el uno del otro, como si no llevaran media vida juntos, con tres hijos y un montón de responsabilidades sobre los hombros.
Al principio, Hongjoong no los entendía en absoluto. ¿Cómo era posible que pudieran quererse tanto y que aún tuvieran hueco en sus corazones para él, San y Jongho? Parecía falso, una trampa para hacerles entrar en confianza. Para que bajaran la guardia y luego poder destapar a los monstruos que se escondían debajo de sus sonrisas amables. Se comerían a Hongjoong y luego a San y Jongho sería el postre, los corromperían hasta que de ellos no quedara más que un exoesqueleto vacío y seco. Hongjoong lo había visto, antes de llegar a ellos. Había visto a niños irse con parejas sonrientes que prometían el mundo, la felicidad y el amor. Un mes o dos después, Hongjoong los veía regresar y no eran los mismos que antes de irse. La poca inocencia que les quedaba había sido drenada, su confianza destruida. El exoesqueleto vacío y seco. No se podía culpar a Hongjoong por no creer que el amor de Yunho y Seonghwa fuera verdadero. Al principio, estaba seguro que se cansarían de él y San, de los llantos y las pesadillas, las peleas y las manos inquietas. Luego trajeron a Jongho, y Hongjoong se convenció a sí mismo de que era el fin. ¿Cómo iban a querer a esos tres niños traumatizados que apenas podían estar dos horas sin gritarse, pelearse? Sonaba tan falso...
Pero era real y Hongjoong ya lo había asumido. Yunho y Seonghwa eran unos tipos raros que tenían demasiado amor, y los tres habían tenido la suerte de haber acabado con ellos. Y aunque no todo era felicidad y a veces Hwa hyung lloraba de la impotencia por las noches y Yun hyung se frustraba porque no siempre era capaz de ayudarlos como él quería, Hongjoong sabía que no había monstruos debajo de las sonrisas por la mañana. Simplemente eran dos personas buenas que deseaban una familia y que se querían tanto que no celebraban San Valentín porque era innecesario para ellos.
Por esa misma razón, Hongjoong se había olvidado que aquel miércoles era catorce de febrero. Antes de ir a clase, vio a Yun y Hwa hyung dándose un montón de besos en la cocina como de costumbre e hizo una mueca de asco. Pero como era la misma imagen que veía todas las mañanas, no pensó demasiado en la fecha. Jongho era muy pequeño para interesarle San Valentín y lo único que ocupaba espacio en el cerebro inmenso de San era su reciente interés en los agujeros negros y las enanas marrones que en realidad no eran estrellas porque no eran lo suficientemente masivas. O algo así. Hongjoong no entendía la mitad de lo que San le decía. El caso era que, en casa de los Park-Jeong, nadie se acordaba de que era San Valentín.
No fue hasta la hora de comer que Hongjoong fue consciente de ello.
Estaba sentado en una mesa en una esquina con la comida que le había preparado Hwa hyung y sorbiendo de manera ruidosa un cartón de leche de plátano. Tenía el ceño fruncido y la mirada centrada en un grupo de chicas un año o dos mayores que él. Ellas, a las cuales no conocía así que no podía ponerles nombre, tenían las mejillas coloradas y no dejaban de soltar risitas mientras leían notas escritas en papeles de colores y alguna de ellas incluso tenía una flor con los pétalos ligeramente aplastados y el tallo doblado por tenerlo apretado entre sus dedos. No necesitó mucho para conectar los puntos; tenía delante una explosión de amor adolescente en su máximo esplendor que no se podía ver en cualquier otro día. Eso era algo que hacían muchos adolescentes, ¿no? Enamorarse fugazmente de otras personas y suspirar mientras pensaban en el objeto de sus inocentes fantasías al mismo tiempo que miraban por la ventana en vez de atender en la clase de inglés. Yun y Hwa hyung se habían enamorado el uno del otro cuando tenían la edad de las chicas que Hongjoong estaba observando. La única diferencia estaba en que lo de Yun y Hwa hyung no fue algo fugaz y Hongjoong dudaba que la niña con el pelo recogido en dos coletas fuera a durar más que tres meses con el muchacho (o la muchacha, quién sabía) que le había dado la flor con pétalos aplastados.
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Afterglow
Fanfiction✨I will fill your heart with afterglow, afterglow✨ One shots y drabbles de Ateez.