Si al empezar el verano alguien le hubiera dicho que iba a acabar en donde estaba en ese momento (en la cama de Jeong Yunho, desnudo de cintura para abajo y con la camiseta levantada para dejar a la vista su pecho, con los dedos agarrando el cabello castaño de dicho Jeong Yunho como si su vida dependiera de ello-), Hongjoong hubiera hecho una mueca de asco impresionante, de esas que le deformaban la cara hasta el punto de parecer más un gremlin que un chico y hubiera preguntado entre arcadas quién diablos era Jeong Yunho y qué iba a hacer yo en su cama.
Cuando el 21 de junio llegó y era el día con más horas de sol de todo el año, los planes de Hongjoong para los siguientes meses se resumían en dormir, comer y existir porque no le quedaba de otra. A lo mejor pasaría algunos días en la piscina de los Song o se apretujaría entre Choi Jongho y Jung Wooyoung en la parte de atrás del coche de la hermana mayor de Choi San e irían a pasar un día a la playa. Pero poco más estaba previsto, pues ni sabía si llegaría al final del verano de una pieza. Entonces, le resultaba gracioso pensar en su posible reacción ante alguien diciéndole el 21 de junio que iba a acabar donde estaba (gimiendo en voz bajita, con las uñas cortas de Jeong Yunho arañando suavemente sus piernas). Porque el Kim Hongjoong de unas semanas atrás nunca hubiera creído semejante locura. ¿Cómo iba él a acabar en la cama de un chico con el que llevaba menos de un mes hablando? No, no...
Pero claro.
Sí, sí. Hongjoong sí había acabado en la cama de un chico con el que llevaba hablando menos de un mes (Jeong Yunho, alma de cachorro en cuerpo de muchacho, bobo, bonito). Había perdido el juicio, era la única razón. El calor le había derretido el cerebro y se le había escapado por las orejas el día que vio a Jeong Yunho por primera vez en la piscina de Song Mingi. Y ahora no podía hacer nada más que suspirar con los ojos entrecerrados y dejarse tocar y besar por ese tipejo que había tenido el descaro suficiente de invitarle a salir a comer helado un par de días después.
Era curioso que supiera más sobre el sabor de la saliva de Jeong Yunho y cómo se sentía su piel sudada debajo de sus dedos que sobre otra cosa sobre él, pero suponía que, si conseguía llegar al final del verano, tendría tiempo de conocer más detalles del otro. De momento, y desnudo de cintura para abajo, Hongjoong pensó que había cosas más importantes que conocer el color favorito de Jeong Yunho, si le gustaba jugar al tenis o cuáles eran sus opiniones sobre política.
La madre de Yunho había asomado la cabeza hacía media hora, para avisarles que se iba a charlar con sus amigas a una cafetería y que no tenía prisa por volver. "Jeong Yunho, hay comida en la nevera, cena algo de eso. Hongjoongie, querido, me cuentas si mi hijo se porta mal. Quédate a dormir si quieres. Muaks, muaks, ¡hasta luego, no hagáis nada que yo no haría!", exclamó la señora Jeong antes de irse. Qué mujer tan curiosa, pensó Hongjoong mientras Jeong Yunho hacía un ruido parecido al de una ballena porque omaigash mamá, qué vergüenza.
A pesar de la advertencia, antes de que la señora Jeong hubiera podido abandonar la calle, Hongjoong ya estaba comiéndole la boca a su hijo. Era inevitable.
Todo lo que tenía que ver con Yunho era inevitable.
ㅡHyung, tienes un lunar aquí ㅡdijo Yunho entre risas tontas, mientras separaba todavía más las piernas de Hongjoongㅡ. Cerquita de tu pe-
ㅡTermina esa frase y te saco los dientes a puñetazos ㅡHongjoong puso los ojos en blanco y apretó el agarre que tenía en el cabello del otroㅡ. Como sigas diciendo tonterías, me pongo los pantalones y me voy.
ㅡNo son tonterías, sí que tienes un lunarcito aquí ㅡsin pensarlo dos veces, besó ese parchecito de piel en la ingle de Hongjoong donde estaba el lunar y luego levantó la cabeza, para mirar al otro sonriendo de oreja a orejaㅡ. Bonito.
ESTÁS LEYENDO
Afterglow
Fanfiction✨I will fill your heart with afterglow, afterglow✨ One shots y drabbles de Ateez.