El perfume de Hongjoong

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Seonghwa llevaba rato llamando a Hongjoong, pidiéndole que se diera prisa en el baño porque tenían que salir en los siguientes diez minutos o les iba a pillar un buen atasco en la carretera. Jongho estaba en la entrada peleando con los cordones de sus zapatos nuevos (y peleando con Yunho, porque decía que él solito podía atráselos. Yunho no estaba muy convencido, pero dejó que Jongho hiciera lo suyo hasta que quisiera pedir ayuda). San, por otro lado, estaba mirando el reloj en su muñeca, todavía más preocupado que Seonghwa por la hora. ¡Tenían que salir ya, de inmediato! Pero Hongjoong parecía no tener prisa, haciendo sabría dios qué en el baño. Teniendo en cuenta que Hongjoong solía ser el que menos tardaba por las mañanas en arreglarse, que aún siguiera ahí encerrado era muy extraño. Normalmente, entraba a hacer pis, lavarse la cara, cepillarse los dientes y aplastarse el pelo con el peine; haciendo eso no tardaba ni diez minutos, dejando el baño libre para Jongho y San. Sin embargo, así estaban esa mañana, donde Hongjoong había decidido entrar otra vez al baño y aún no salía.

ㅡ¡Ya voy, ya voy! Qué impacientes, hay tiempo de sobra...

San frunció el ceño nada más su hermano mayor llegó al salón. Algo no andaba bien, pero no sabía decir qué era. Hongjoong se veía como siempre, con los labios apretados en una mueca de descontento (por las prisas, seguramente), su ropa varias tallas más grande, sus ojeras bien marcadas por no dormir bien, su pelo pegado a la frente. No había nada diferente en su aspecto, pero San estaba convencido de que algo no estaba bien con su hyung aquella mañana.

ㅡ¡Bien, ya podemos irnos, todo el mundo al coche!

Una vez en el coche, cada uno se sentó en su lugar correspondiente, con Hongjoong en medio de los otros dos, Yunho al volante y Seonghwa en el asiento del copiloto. Después de que todos se pusieran el cinturón y Yunho arrancara el coche, San frunció el ceño. Ahora que lo tenía cerca, San notó lo que estaba mal con Hongjoong. Moviéndose un poco hacia él, San se puso a olisquear el aire, haciendo un ruido exagerado con la nariz.

ㅡSan, ¿qué estás haciendo? ㅡpreguntó Hongjoong, tratando de alejarse de élㅡ. Pareces un perro.

San no le contestó, muy ocupado en su tarea de comprobar si ese olor extraño venía de Hongjoong. No olía mal, es más, olía muy dulce y fresco... Como a flores... Muy diferente a la colonia de bebé que llevaba usando desde que se conocieron. Aunque con los movimientos limitados por el cinturón, San intentó presionar su cara al cuello de Hongjoong, como había hecho muchas veces antes. Confundido al oler algo distinto a lo que estaba tan acostumbrado, San mantuvo el ceño fruncido mientras se agarraba al jersey de Hongjoong e inspeccionaba el nuevo perfume de su hermano.

ㅡ¡Hwa hyung, San no deja de olerme! ㅡexclamó Hongjoong, moviéndose en su asiento de tal manera que le faltaba poco para acabar aplastando a Jonghoㅡ. ¡Dile que pare!

ㅡ¡Ow, hyung, échate para allá! ㅡchilló Jongho, empujando a Hongjoongㅡ. ¡Yun hyung, dile a Hongjoong hyung que no me toque!

ㅡSan, deja de oler a tu hermano. Hongjoong, deja de aplastar a Jongho ㅡYunho les regañó y acto seguido, suspiróㅡ. Niños, no llevamos ni cinco minutos en el coche y ya estáis así...

ㅡ¡Ha empezado San!

ㅡEn el coche no se grita ㅡles recordó Seonghwa, girándose para dedicarles una mirada estrictaㅡ. Me da igual quién haya empezado. San, ¿por qué estás oliendo a Hongjoong?

San soltó a Hongjoong e hizo un puchero. ¿Qué clase de pregunta era esa? Ni que fuera la primera vez que olía a Hongjoong. Aunque al mayor no le gustaba (o eso decía, al menos), San solía ir hasta su cuarto, subirse a su cama y presionar la nariz contra el cuello de Hongjoong porque olía bien. A colonia de bebé, o simplemente a Hongjoong. Y aunque el mayor se quejaba constantemente de que no le gustaba cuando San se le echaba encima, siempre le dejaba un par de minutos frotando la cabeza contra él. Era familiar y conocido, y a San le gustaba.

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