Mango, eres un genio

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Posiblemente había sido después de conocer en persona a su padre que la idea de salir del pueblo en el que vivía se plantó en la cabeza del Kim Hongjoong de nueve años.

Había empezado como una simple curiosidad por lo que había más allá de lo que conocía y poco a poco se fue convirtiendo en un profundo sentimiento de frustración al ver que sus intentos de convencer a su madre y a su abuela de mudarse lejos no estaban funcionando. Kim Hongjoong, que no era nada tonto para lo pequeño que era, era muy consciente de que sus ganas de irse se iban reforzando con el paso del tiempo por culpa de los vecinos y los niños con los que iba a clase. En un lugar donde todo el mundo se conocía, era normal que la única forma de entretenimiento era ponerse a cotillear por la ventana y cuchichear con las señoras mayores en el mercado un sábado por la mañana o un miércoles por la noche sentadas en sillas de plástico en el patio. Para Hongjoong, su familia era como cualquier otra: con su mamá, su abuela y sus animalitos. Pero, por algún motivo, que su madre no se hubiera casado nunca, que su abuela fuera un poco extraña y que él fuera uno de los niños más intranquilos y escandalosos era algo que no acababa de encajar en aquel lugar.

Hongjoong siempre había pensado que las demás mamás tenían envidia de la suya, porque su madre era la más bonita de todas, la más amable, la más cariñosa y la mejor. Además, era demasiado buena y simpática con todo el mundo. Hongjoong se enfadaba con ella porque sonreía demasiado a esas marujas que luego hablaban mal de ella cuando se iba. Hongjoong no comprendía qué había hecho su madre para que el resto murmuraran sobre ella, ¿es que una mujer no podía vivir tranquila su vida con su retoño y su madre? No tenía ningún sentido para Hongjoong.

"Deben pensar que tu madre se quiere robar a sus maridos", dijo una vez su abuela, sin levantar la mirada de la bufanda que estaba tejiendo. "Como si mi bonita hija se fuera a conformar con los zoquetes que hay por aquí."

Hongjoong recordaba haber hecho una mueca de asco al escuchar a su abuela decir eso. ¿¡Cómo iban a pensar eso de su madre?! ¡Qué señoras más raras! De todos modos, se lo preguntó, que si de verdad quería robarle los maridos a las mamás de Oh Jiho, Jung Seunghee o Shin Baekho.

"Si quisiera un marido, me hubiera quedado con tu padre", respondió su madre, mientras recogía la ropa tendida en el patio de atrás de la casa. "No te preocupes, Joong-ah, mamá no te va a dar un padrastro nunca."

A Hongjoong no le hubiera importado tener un padrastro si su mamá era feliz, lo único que pedía era que no fuera ninguno de los idiotas del pueblo. (Luego comprendería que su madre nunca le iba a dar un padrastro por el simple hecho de que no le gustaban los hombres, pero eso era algo que con nueve años, Hongjoong aún no sabía).

ㅡMe voy a escapar.

Decidió un buen día cuando tenía once años, mientras se limpiaba la sangre que le caía de la nariz con la manga de la camisa. Se había metido en una pelea con otro chico más mayor que él porque no dejaba de decir estupideces y Hongjoong no era el muchacho más paciente como para estar aguantando a impertinentes. Había escalado y se había colado en la casa de Mingi por una ventana y ahí estaba, planeando su futura escapada mientras su mejor amigo le miraba con los ojitos bien abiertos.

ㅡ¿Y dónde te vas a ir?

Hongjoong se encogió de hombros.

ㅡNo lo sé, lejos de aquí. A Ohio, a lo mejor.

ㅡ¿Dónde está eso? ㅡMingi frunció el ceño y fue a buscar un pañuelo porque su hyung no dejaba de sangrarㅡ. Suena lejos.

ㅡNi idea, creo que hay que coger un avión para llegar.

ㅡ¿Y de dónde vas a sacar el dinero para el avión? ㅡMingi se rióㅡ. Hyung, eres un tonto.

ㅡ¡Se lo pediré al señor Jiyong! ㅡexclamó, con la voz sonando extraña ahora que tenía un trozo de papel metido en la narizㅡ. Él dijo que le pidiera lo que necesitase... ¡Y yo necesito irme de este estúpido pueblo!

Mingi tardó en contestar, pensativo. Después de acariciarse la barbilla (acicalando su barba invisible, claro estaba), Mingi hizo una mueca.

ㅡ¿Y por qué no le pides a tu papá que te deje vivir con él? En Ohio vas a estar solo. Y tienes once años y ni tienes pasaporte para irte.

Hongjoong pestañeó muy rápido y asintió, luego de meditarlo por unos segundos.

ㅡVaya, Mango, eres un genio.

ㅡNo, tú eres tonto y no piensas antes de hablar.

ㅡ¡Más respeto a tu hyung, Mingi!

Como era de esperarse, Hongjoong no huyó a Ohio esa misma noche como tenía pensado. (A lo mejor en el futuro, pero con once años, sin pasaporte y sin dinero, difícilmente iba a llegar allí). Sin embargo, decidió formar un plan maestro con el cual podría cumplir su sueño de dejar atrás aquel pueblo que tanto detestaba. Hizo una lista con cien objetivos (unos más importantes que otros) y llegó a la conclusión de que tendría que esperar unos cuantos años más para poder conseguirlo. Estaba dispuesto a esperar, por supuesto que sí. De momento, guardó la lista debajo de su colchón y no volvió a insistir a su madre para que se mudaran lejos. Buenas cosas llegan a esos que esperan, o algo así decía su abuela, y aunque no era el ser más paciente del mundo, Hongjoong de once años tenía un objetivo.

Y nada ni nadie podía contra un niño de once años, al que le faltaban los colmillos y que no tenía ni una moneda en su bolsillo. Su poder era demasiado grande (para ese cuerpo tan pequeño).

✨✨

A lo mejor mi vida iría mejor si tuviera una lista con 100 objetivos como Hongjoong (?)

And yeah, Roomies Joong es hijo de un chaotic bisexual dad and a lesbian mom, who's doing it like him. En fin, lol, bye

AfterglowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora