Little bird finds me again

174 19 30
                                    

Un ruido despertó a San en mitad de la noche y de haber sido otra ocasión, lo hubiera ignorado y se hubiera vuelto a dormir.

Durante esos pocos meses al año que pasaba en aquella casa en mitad de la nada, San se había acostumbrado a los animalillos nocturnos y el escándalo que montaban de vez en cuando. Pero en esa ocasión, San dudaba que ese fuera el caso. El ruido no venía de fuera... San no quiso moverse al principio, no quiso ni respirar. Pensó por un segundo que podría haber sido la criatura extraña que casi atropelló un par de semanas antes. El hombre pájaro, del cual San nunca aprendió su nombre (si es que tenía), se fue tras tres días y nunca más volvió. San lloró un poquito, pero solo un poquito, porque al ser él tan soñador e ingenuo, ya se había imaginado que el chico se quedaría para siempre y se harían amigos. Pero como no hubo nadie para ver llorar a Choi San, lo negaría hasta el día de su muerte... El cual, parecía que iba a ser esa misma noche porque los ruidos continuaban y cada vez se sentían más cerca de su habitación y San ya no creía que fuera su amigo pájaro. ¿Qué diablos se había colado en su casa?

San soltó un chillido cuando algo golpeó su puerta desde el otro lado y se escondió debajo de la sábana, porque todo el mundo sabía que esa barrera de tela era mágica y le protegería de lo que fuera que estuviera a punto de asesinarlo.

ㅡSan.

Ya estaba. Era su fin. Su asesino sabía su nombre, aquello era personal. San se iba a morir en mitad de la nada, lo iban a matar en su propia cama y seguro lo enterrarían en el patio, debajo del árbol al que él y sus primos solían subirse para jugar durante las vacaciones de verano cuando eran niños.

ㅡ¡San!

El dueño de la voz grave y monstruosa golpeó la puerta de nuevo, provocando otro grito de parte de San. ¿¡Por qué no entraba de una vez a matarlo y acabar con su sufrimiento, en vez de torturarlo de esa manera!? Y como si le hubieran leído el pensamiento, la puerta se abrió de repente. San comenzó a rezar a todos los dioses que se le vinieron a la cabeza y le pidió disculpas a su madre en voz baja por ser tan mal hijo, porque todo aquello debía ser un castigo divino, no podía ser de otra manera. Su escudo indestructible (su sábana) se le fue arrebatado. Ahora estaba a manos de un monstruo que se lo iba a comer, qué terrible destino el suyo.

ㅡ¡San! ㅡexclamó el ser que pondría fin a la existencia de San, pero como San estaba ocupado ocultando su cara con las manos y tratando de no hacerse pis en los pantalones, dicho ser hizo un sonido con la garganta, desesperadoㅡ. ¡San-ah!

A la fuerza, agarró a San por las muñecas, obligándole a destaparse la cara. San, que estaba listo para usar sus piernas y liberarse a patadas, pestañeó rápidamente porque la luz del techo estaba encendida. En qué momento el ser la encendió, San no tenía ni idea. Ahora, descubierto y con las pupilas contrayéndose por la iluminación, San pudo ver al fin a quien tenía casi encima.

Para su gran sorpresa (aunque no realmente), era el hombre pájaro. Su hombre pájaro. Su hombre pájaro, que seguía agarrando sus brazos y al que le brillaban los ojos y el que, sabría dios por qué, estaba manchado de sangre. Antes de que pudiera decir algo, o ponerse a gritar de nuevo, la criatura se subió por completo a la cama, aplastando a San contra el colchón. San cerró los ojos con fuerza y dejó salir todo el aire, relajándose un poco. (Aún tenía el corazón yendo a mil por hora, pero al menos le tranquilizaba saber que no le iban a matar).

ㅡNo es que no te quiera encima... ㅡdijo San después de unos momentos de calmaㅡ, ¿pero se puede saber qué coño te pasa? ¡No me des esos sustos! ¡Y no te creas que no me he dado cuenta de que sí hablas, cabrón! ¿¡Y por qué estás cubierto de sangre, estás herido, te encuentras bien!? ¡¿Donde has estado estos días?! ¡Me tenías preocupado!

El pajarito se incorporó, pero no se quitó de encima de San. Como la primera vez que se encontraron, la criatura se dedicó a mirar a San, con la cabeza inclinada hacia un lado. Si no fuera por la posición en la que estaban y porque el muchacho tenía la cara y las manos manchadas de sangre, San hubiera encontrado su expresión terriblemente inocente y adorable. Pero como lo tenía sentado encima y estaba cubierto de sangre, San no podía terminar de asociar a la criatura con la inocencia.

ㅡ¿Ya no hablas, te ha comido la lengua el gato?

El chico sacó la lengua para demostrarle que ningún gato se la había comido y San suspiró. Viendo que el pajarito no iba a decir nada más, San se sentó también para estar más cómodo. (Le pareció gracioso que el chico se acomodara sobre su regazo en vez de quitarse. Aquel pajarito era muy curioso).

ㅡPero ahora en serio, ¿estás bien...? Estás súper sucio... ¿Y no podías esperar a la mañana para colarte en mi casa?

El chico asintió muchas veces, señaló su propia boca y después el vientre.

ㅡ¿Uh...? ¿Comida, tienes hambre?

El chico frunció el ceño y negó. Hizo lo mismo, señalando su boca y su vientre. Luego enseñó sus manos sucias de sangre y miró a San, expectante.

ㅡ¿La sangre... es de lo que te has comido? O-ok... Eso es inquietante pero no voy a hacer más preguntas. Venga, quítate de encima y vamos al baño, creo que voy a desmayarme si sigo viendo tanta sangre.

Un rato después, mientras mojaban todo el suelo del baño porque al chico pájaro le parecía gracioso golpear el chorro de agua que salía del grifo, San se encontró suspirando. Después de tantas emociones, se sentía sin energía y con ganas de acurrucarse y dormirse. Sin embargo, viendo lo activo y atento que estaba el pajarito, San supuso que su noche acababa ahí...

Al menos seguía vivo, pensó.

✨✨

This is stupid as hell 😭. Pero bueno, para las 20 personas que lo van a leer y las 4 que van a comentar,,,, im not sorry (?)

San siendo un tontito es demasiado fácil de escribir (?) also... Yeosang puede hablar, pero no mucho, so that's why he doesn't do it.

Si hay algo raro, no, no lo hay. Ya nos leeremos. Supongo. No sé, tengo ganas de retirarme todo el tiempo lmfao.

AfterglowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora