Eres un bebé llorón, Jeong Yunho

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(ㅡ¡Me has mentido, hyung!

Eres un bebé llorón, Jeong Yunho dijo Hongjoong para dejárselo muy claro y, aunque se estaba burlando de él, no pudo evitar besarle suavemente la mejilla izquierda y acariciarle el pelo a modo de consuelo. Deja de llorar, hombre, que no es para tanto...

Al parecer, Jeong Yunho era un bebé llorón y Hongjoong se había vuelto débil ante sus caritas de perro abandonado, porque no podía dejar de besuquear su estúpida cara sonrojada. Estaban en la habitación de Yunho, el lugar que parecía haberse convertido en el refugio de los dos cuando el sol pegaba demasiado fuerte en la calle. No les quedaba de otra, pues Hongjoong no estaba listo aún para que Jeong Yunho invadiera su espacio. Además, su habitación era ahora un basurero glorificado con una esquina libre en la cama para poder tumbarse; el resto estaba lleno de ropa, libros, lápices y envoltorios del chocolate con el que llevaba obsesionado desde principios de año.

No quería pretender ser lo que no era, pero tampoco se iba a poner a pasar vergüenza delante del chico con el que llevaba intercambiado saliva desde que empezó el verano.

¡Me voy a morir!

Te voy a dar razones para llorar como no pares, Jeong Yunho).

¿Cómo habían acabado con Hongjoong besando sus mejillas y Jeong Yunho llorando como un mocoso? Todo empezó el día anterior, cuando Jung Wooyoung y Choi Jongho no estaban en la piscina de los Song y Hongjoong había decidido meterse en la parte menos profunda, sabiendo que no tendría que preocuparse de que esos dos terremotos con piernas le fueran a hundir la cabeza en el agua. Jeong Yunho estaba sentado en el borde, con los pies dentro de la piscina y riéndose de lo que fuera que Mingi estuviera hablando. Hongjoong no les estaba haciendo mucho caso, ocupado flotando sobre su espalda y a punto de provocarse una ceguera al tener el sol encima. Hubo un instante de tranquilidad después de que Mingi tomara una pausa para respirar y Hongjoong decidió que apreciaba mucho su visión y cerró los ojos. Seguramente se veía como un muerto flotando en la superficie pero era relajante para él, y eso era lo que importaba. Entonces, antes de que Mingi retomara la conversación, Yunho soltó un ruido de sorpresa.

ㅡJoder, Hongjoong hyung tiene las tetas perforadas ㅡdijo Yunho, muy impactadoㅡ. Omaigash.

ㅡ¡Yunho! ㅡexclamó Mingi, estallando en risas y golpeándole la espalda con la mano abiertaㅡ. ¿Cómo no te has dado cuenta antes?

Hongjoong abrió los ojos y se puso en pie, mirando hacia donde estaban los dos gigantes. Levantó las cejas y cruzó los brazos sobre su pecho, ocultando sus piercings, mientras Yunho trataba de tapar el sonrojo en su cara con sus enormes manos. Menudo descarado era Jeong Yunho, avergonzándose por decir lo obvio.

ㅡNo vuelvas a referirte a mi pecho como tetas nunca más, Jeong Yunho, te mataré con mis propias manos si lo haces ㅡdijo Hongjoong, poniendo los ojos en blancoㅡ. No, no, ahora no te tapes la cara en vergüenza después de mirarme como un pervertido, desgraciado.

ㅡHyung, ¿no ves que anda teniendo un cortocircuito por tus enormes tetas perforadas? ㅡMingi se rió todavía más alto, todavía golpeando a Yunho en la espalda, seguramente dejando la marca de su mano en la piel del otroㅡ. No me lo puedo creer, mira sus orejas, están rojísimas.

ㅡNo son tetas ㅡprotestó Hongjoong, echando aire por la nariz mientras salía de la piscinaㅡ. Song Mingi, estás incluido en la amenaza, no me tientes.

ㅡHyung, nos conocemos desde mil años y aún me llamas por mi nombre y apellido, ¡basta ya! Y si no son tetas, ¿qué son?

ㅡMmh, no me apetece, Song Mingi. Y son mis pectorales, puro músculo de acero, claro que sí ㅡHongjoong se sentó al lado de Yunho y le obligó a descubrirse la caraㅡ. Oi, Jeong Yunho, espabila.

AfterglowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora