Todo había empezado con Yeosang mandando a Seonghwa a por unas flores para Hala Hala. Bromeando, Yeosang había dicho que el dependiente de Treasure estaba interesado en él, porque de vez en cuando pillaba a Yunho mirando por la ventana hacia el estudio de tatuajes. Un día, mientras Seonghwa y Jongho atendían a clientes, Yeosang salió de Hala Hala y dio grandes pasos hacia la floristería que había ocupado parte de la acera de en frente con sus plantas y flores. Wooyoung le saludó con demasiado entusiasmo, Mingi se quedó mirando los tatuajes que le cubrían el cuello y Yunho se levantó con prisas de la silla en la que estaba sentado. En ese momento, Yeosang se quedó mirando a los ojos expresivos del humano alto, tratando de ver más allá de su sonrisa y su actitud brillante. Yunho tenía un alma bonita, un tanto pequeña para lo grande que era, como la de un niño lleno de inocencia. Era muy, muy cálida y residía cerca de su corazón. Era de tonos azules pálidos, como el aguamarina. Yeosang, que aún no le conocía demasiado, no estaba seguro de si esos colores encajaban con él; se hubiera esperado algo más anaranjado, amarillento, más grande, más vibrante. Como el alma de Mingi, que ocupaba todo su torso y desprendía magia y poder. (La de Wooyoung, se fijó Yeosang tras mirarle de reojo, estaba en su vientre y era negra y lila, una combinación un poco curiosa, pero no se concentró demasiado en él).
En los pocos minutos que estuvo en Treasure, Yeosang llegó a la conclusión de que Yunho era felicidad y sonrisas en su estado más puro, y a la bruja le recordaba a un perro grande que no sabía que era un perro grande. Bonito, tierno, amable, puro, inocente, con alma pequeña de niño cerca del corazón. Era raro encontrarse a un adulto que tuviera todas esas cualidades intactas y Yeosang lo encontró fascinante. Tras un breve encuentro, Yeosang regresó a Hala Hala con la maceta de pensamientos que Yunho le había ofrecido, diciendo que eran fáciles de cuidar. (Mingi también había comentado que los pétalos se podían comer, aunque Yeosang no tenía ningún interés en comer violetas). De por si las flores no eran muy caras, pero Yunho insistió en dárselas a menor precio. Yeosang dejó los pensamientos en una de las ventanas del estudio, donde menos daba el sol, y pasó el resto de la tarde pensando en Yunho, en su alma demasiado pequeña para su cuerpo y su actitud radiante y amable.
A partir de ese día, Yeosang empezó a visitar Treasure, en busca de flores con enormes descuentos, a charlar por diez o quince minutos con Yunho. Se volvió una rutina, un momento de la semana que Yeosang esperaba pacientemente. Aunque Yunho era un poco cerrado de mente a la hora de las modificaciones corporales, escuchaba a Yeosang con mucha atención cuando la bruja le contaba sobre el tatuaje que quería hacerse en la pierna, o sobre el piercing en el ombligo que se hizo con dieciséis años. No era como si Yeosang no tuviera a nadie que le escuchara, o que le prestara la atención incondicional que Yunho le daba durante esos encuentros; Seonghwa siempre estaba listo para hablar con él por horas, y San... Por la Diosa, Yeosang podría estar leyendo un diccionario y el demonio estaría concentrado en cada una de las palabras que salieran de su boca como si fuera lo más interesante del mundo. Pero Yunho tenía algo. Yeosang no sabía qué era, pero era cómodo estar con él. Se sentía como si fueran amigos de toda la vida y era fácil bromear con Yunho. Era agradable estar cerca de él y aceptar flores de su parte, y sonreírle y mirarle a los ojos hasta que el más alto rompía el contacto visual y giraba la cabeza con vergüenza.
Yunho hacía que Yeosang se olvidara de sus problemas, como si nada importara más que ellos cuando estaban cara a cara. Ni siquiera Wooyoung moviendo las cejas y molestando lograba que Yeosang desviara su atención del florista alto. ¿Cómo podía Yeosang si quiera pensar en otra cosa que no fuera Yunho, cuando éste sostenía su mano con delicadeza y le acariciaba la palma con el pulgar mientras charlaban entre rosas, monsteras y fresias?
Sus momentos en Treasure se vieron reducidos considerablemente cuando Hongjoong regañó a Yunho por regalar tantas flores y por no estar haciendo su trabajo, aún si Yeosang siempre iba cuando la floristería estaba vacía. Esto no les impidió verse a menudo como habían estado haciendo, pues les dio la excusa perfecta para estar juntos fuera de Treasure. Fueron a cenar a sus sitios favoritos, pasearon por el parque y tiraron monedas a la fuente para pedir deseos, vieron películas en el sofá de Yunho, rieron hasta que dolía por las ocurrencias del más alto. También se besaron alguna vez después de una tarde juntos, con Yunho tocando los dibujos en el cuello de Yeosang y con Yeosang agarrando a Yunho por la cintura.
Yeosang sabía que Hongjoong y Seonghwa, que Jongho, Wooyoung y Mingi murmuraban entre ellos sobre lo que fuera que había entre Yunho y él. Era imposible no darse cuenta, cuando ninguno de los dos disimulaba nada. No era serio, ni oficial, sin títulos, sólo Yeosang y Yunho disfrutando de la compañía del otro, sólo Yeosang suspirando más a menudo y sólo Yunho creando bonitos ramos con nomeolvides en el centro para la bruja. (Cuando Yunho le entregó las flores, Yeosang se quedó pensando por un momento lo que significaban, aunque sabía bien que Yunho se las daba porque eran lindas, y no por su mensaje oculto. Sin embargo, Yeosang tenía muy presente la cantidad de secretos que escondían y no pudo evitar sonreír todavía más ante los nomeolvides tan bonitos que Yunho había elegido para él).
Todo era perfecto tal como estaba. El cariño que había entre ellos, se imaginaba la bruja, podía ser comparado a un primer amor. Era bonito, tierno, amable, puro, inocente, casi como Yunho. Yeosang no tenía demasiada experiencia en aquellos temas, así que no estaba seguro de sí lo que hacían era lo que hacían otras parejas de sus edades. Lo suyo consistía en pétalos azules, violetas, en besos cortos y rápidos, en la mano de Yunho acariciando la espalda de Yeosang, en noches hablando de todo y de nada. Yunho respetaba los límites que Yeosang había marcado y no se molestó cuando la bruja le dijo que no tenía interés en tener sexo con él (al menos, no todavía). Yeosang satisfacía la necesidad de Yunho de tenerle siempre entre sus brazos, de tener un punto de contacto entre sus cuerpos; también entendía que Yunho no buscaba algo a largo plazo, que disfrutaba de lo que tenían tal como era, por muy efímero que fuera. Tenían una relación tranquila, simple, sin presiones.
Yeosang creía que Yunho encajaba con él, ya fuera románticamente o no.
ㅡ¿No te hubiera gustado tener un alma gemela, Yeo?
Yeosang miró a Yunho, quien le sonreía.
ㅡNo, la verdad es que no. ¿A ti te hubiera gustado tener una?
Yunho se encogió de hombros.
ㅡNo lo sé... He sobrevivido casi treinta años sin una, así que tampoco pienso demasiado en ello. De haber tenido un alma gemela, me hubiera gustado que fueras tú.
Yeosang pestañeó muy rápido y Yunho se rió de él, después de besarle una mejilla.
ㅡYo ni siquiera tengo alma... Pero no me hubiera importado tener la mitad de la tuya.
ㅡA lo mejor en otra vida.
Yeosang asintió. Sí, a lo mejor en otra vida. En otra vida donde Yunho quisiera pasar el resto de ella con Yeosang, en otra vida donde Yeosang no tuviera a San siempre presente en sus pensamientos.
A lo mejor, en otra vida, en otro universo, compartirían esa alma pequeña, aguamarina, inocente, bonita, tierna y cerca del corazón.
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Well, yeah, no tengo nada más que decir que mi pasión es escribir a Soulmates Yeosang besando a gente que no son San(?) en fin, cualquier duda, just ask me :) nos leemos ❤️
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Afterglow
Fanfiction✨I will fill your heart with afterglow, afterglow✨ One shots y drabbles de Ateez.