¿Dónde estabas, Jung Wooyoung?

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ㅡMalditos viajeros del multiverso ㅡdijo el hombre entre dientesㅡ. ¿Qué he hecho yo para merecer la presencia de tantos viajeros del multiverso en mi casa? Solo traen problemas... Malditos viajeros del multiverso...

Con un pitido en los oídos, San volvió a perder la consciencia, con la voz del extraño de fondo. Las siguientes horas pasaron con Choi San despertando y volviendo a dormirse dos minutos después. Lo único en lo que podía pensar era en el hecho de que aún no le habían matado y que el hombre de cara borrosa le había acostado en una cama blandita y le daba sorbos de agua cada vez que abría los ojos. Podría ser que no fuera a ser asesinado por aquel muchacho, que a lo mejor quería ayudarle... O no, podría ser también que le quería sano y bonito para luego tenerle como un esclavo. O algo así. ¿Era legal en Síthmaith tener esclavos? San esperaba que no...

ㅡ¿Le conoces?

San abrió los ojos una vez más, y al fin el mundo ya no daba vueltas a su alrededor. Su estómago continuaba revuelto y seguramente acabaría vomitando en algún momento, pero al menos no sentía que se iría a desmayar. Se dio cuenta de que estaba desnudo de cintura para arriba, que sus pies estaban libres de las incómodas botas y que su mochila no estaba a la vista. Le costó enfocar por la poca luz que había en la habitación, siendo un par de lámparas la única fuente de iluminación, por lo que asumió que debía ser de noche ya.

ㅡNo le he visto en mi vida ㅡrespondió una voz que San no reconocía y que era muy aguda y un tanto molesta para sus sensibles oídosㅡ. ¿Dónde has dicho que le has encontrado?

ㅡEn las afueras, por el bosque. El muy idiota iba con demasiada ropa, sin sombrero... Estaba inconsciente en el suelo. ¡Tampoco llevaba agua, es que a quién se le ocurre! Es uno de los tuyos, tiene ese aparato del diablo en la muñeca. Malditos viajeros del multiverso, no tenéis cabeza ninguno...

Con la mente dispersa, San se tuvo que tomar unos segundos para llegar a la conclusión de que la voz chillona debía pertenecer a Jung Wooyoung, porque dudaba que hubiera otro de los suyos con un aparato del diablo en la muñeca en Síthmaith. Aunque hubiera preferido encontrarse con el hombre en otra circunstancia, San estaba contento de al fin saber dónde demonios estaba.

ㅡLorcan, mi vida, mi amor... No seas ignorante, es un reloj.

ㅡUn reloj da la hora y esa cosa hace de todo menos dar la hora, no me quieras engañar. ¡Explícame entonces las imágenes esas que flotan, eso tiene que ser obra del demonio!

Aigoo, qué cabezota eres. Ya te expliqué que son hologramas y que...

Choi San quiso seguir escuchando al par discutir, claro que quería, era súper interesante su conversación sobre el reloj-que-era-de-todo-menos-un-reloj. Sin embargo, las ganas de vomitar se estaban volviendo insoportables. Se incorporó con dificultad y se tapó la boca con la mano.

ㅡVoy a vomitar... ㅡdijo, con la voz llorosa, haciendo todo lo posible para no echar el contenido de su estómago en el colchónㅡ. Voy a vomitar, a-ahora...

Los dos hombres se giraron para ver a San y uno de ellos golpeó al otro en el brazo.

ㅡ¡Woo, busca un cubo, rápido! ¡Hey, viajero del multiverso, no vomites en mi cama!

San quiso intimidar con su mirada al hombre (el cual, ahora que lo veía mejor, parecía no ser mayor que él), pero fruncir el ceño le daba dolor de cabeza. Así que bufó, a la vez que evitaba ahogarse con el líquido ácido que le subía por la garganta. Si no moría aquel día, Choi San iba a firmar los papeles de renuncia, trabajar para Utopia le sentaba muy mal. El otro muchacho regresó justo a tiempo, puso el cubo bajo la barbilla de San e hizo una mueca ante las arcadas del viajero del multiverso. Choi San vomitó lo poco que tenía en el estómago y rompió a llorar como un niño pequeño, porque sentía como si le estuvieran dando martillazos en la sien y su garganta dolía por la fuerza de las arcadas.

AfterglowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora