La incertidumbre la estaba matando. Beck había llamado a cada amigo y conocido que tenía en común con Helene. Nadie la había visto, nadie sabía de ella.
Beck trató de guardar la calma, Velásquez se había pasado por su apartamento luego de la llamada de la mañana. Los dos estaban angustiados. También llegó Melissa, amiga de Rebecca, que trabajaba en la policía como agente especial.
Melissa le había sugerido a Beck que se pusiera en contacto con los padres de Helene. Tal vez ella había ido de visita. Además, que era su obligación tener al tanto a la familia sobre la situación tan delicada que estaba afrontando.
-Aló – dijo la voz gruesa de hombre mayor.
- Don Mario, le llama Rebecca.
El silencio se prolongó por un momento antes que el hombre respondiera.
-Ah, no te había reconocido – dijo un poco molestó, molestia que le caracterizada.
-Bueno.., - articuló incomoda – llamaba para saber si Helene estaba con ustedes.
Helene tenía la costumbre de visitar a sus padres dos veces al mes. En algunas ocasiones pasaba después del trabajo. No siempre habían llevado esa relación. Len amaba sus padres y ellos la amaban a ella, pero nunca llegaron a aceptar a Beck como su esposa, ni si quiera admitían públicamente que su hija se había casado con otra mujer.
Len tenía tres hermanas mayores, demasiado mayores cuando Helene nació. Sus padres incluso en muchas ocasiones eran confundidos como sus abuelos. Eso causó que Len creciera en un ambiente de adultos desde muy joven. Privándose a si misma de muchas experiencias normales para una niña, adolescente y adulto joven.
Helene creció creyendo que su responsabilidad como hija era dar todo por sus padres. Al ser la menor, los éxitos que ésta podía conseguir no eran, ni fueron recompensados con palabras de aliento, ya que tenía hermanas que habían sido mejor o habían conseguido logros mejores que ella.
Su forma de ser siempre fue mucho mas madura. Teniendo una visión del mundo demasiado real y cruel. No creía en los cuentos de fantasía, no creía en el amor, no creía en la religión, no creía en los políticos.
En realidad, no creía en nada, que no fuera comprobado por ella misma. Tenía un corazón tan frio e indiferente, que mira un niño de la calle, en vez de causarle algún tipo de tristeza, le causaba repulsión. Repulsión por la pobre criatura, que siendo tan joven era explotada por sus padres miserables.
Podía ser fría, pero en el fondo, sabía que se moría por poder ayudarles.
«Si les doy monedas se las quitan, si les doy comida, seguro les pegan por no llevar dinero» Había comentado con tristeza.
-No, Helene no está con nosotros. ¿Por qué?
-Solo llamaba para confirma.
-¿Confirma qué? ¿le hiciste algo a Helene?
Su voz subió dos tonos más.
-No es que... nada... no pasa nada.
Beck colgó antes de que su suegro comenzara a preguntar cosas que no tenían respuestas.
Melissa había sugerido mantener al tanto a la familia, pero no se había atrevido a decirles la verdad. Aunque no supiera que tipo de verdad decir. Su esposa estaba desaparecida, no sabían de ella desde la noche del viernes.
«Mi esposa esta desaparecida». Se repetía Beck desoladamente.
-Ya qué es adulto, no podemos correr una orden de búsqueda hasta que pasen 48 horas – dijo Melissa.
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Incertidumbre
RomanceSu matrimonio se desmorona apedazos. Tal vez era necesario dejar el orgullo a un lado. De su amor sólo quedó humo: una nueva existencia para una vida de eterna ceniza.