Quarenta e Dois

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Rebecca recordó aquella fatidica mañana cuando arruinó su matrimonio.

***

Se quedó de pie en la puerta del dormitorio mientras Pamela hacía sus maletas. Ni si quiera había saludado, solo le dedicó esa mirada tan sínica y llena de despreció hacía su persona. No era mentira que las hermanas de Len pensaban que Beck no era buena para su hermanita.

Creían que solo estaba con ella por algún tipo de benefició, no era exactamente eso, aunque pareciera mentira. Sin embargo, al final equivocadas no estaban. Cuando los problemas de salud de Len comenzaron hacer evidentes, Beck simplemente se alejó. Aturdida o asqueada, sea cual fuese el motivo, Len había decidido que lo mejor para ambas era sobrellevar su relación aparte.

De todas formas, Rebecca había sido sincera. Mientras una Helene se encontraba convaleciente postrada en un hospital por casi tres meses, Beck por su parte se abría a su confidente secreta.

-Sólo será por poco de tiempo, será el suficiente espacio para ti. – dijo mientras lanzaba la ropa desordenadamente en la maleta.

-Es esto lo que quieres, ¿Helene? – preguntó Beck, con el corazón a mil por horas.

Pamela tomó la maleta mientras que Rebecca y Len se quedaban en la habitación.

-¿Esto tiene que ver con Abigail, es por lo que te conté la otra noche?

-Beck..., no, no tiene nada que ver. ¿No? – masculló un poco cohibida.

-Len, vamos, te dije que no pasó nada.

Tomó las últimas prendas en su regazo y se giró para mirarla.

-Ambas sabíamos que nos dirigíamos a esto, las cosas han estado inestables desde hacer un tiempo, y tú sabes por qué.

-¿Inestable? – dejó escapar un profundo suspiro.

-Inestable para ti porque estás en busca de algo que verdaderamente ya no existe. – Len desvió la mirada a cualquier punto de la habitación. – Lo siento, Beck, simplemente no puedo seguir con esto.

-Len...

-Rebecca, lo digo en serio. Has sido sincera conmigo y lo acepto. Déjame pensar. Solo te pido tiempo. – Suspiró pesadamente. – Además... creo que así te quitó ese peso de encima... No quiero que me compadezcas.

-Pero acaso yo no tengo de derecho de saber también la verdad porque me abandonas.

-¿Abandonarte? ¡Tú haz hecho un muro entre nosotras! ¿Crees que para mí fácil también? – Len observó su pierna. - No entiendo cómo funciona el amor, mucho menos una relación, pero teniéndote a mi lado aquella incertidumbre desaparecía, a tú lado podía ser yo misma y no tener miedo de fallar.

Beck se giró y le acarició la mejilla. Len solo podía enforcase en sus labios, deseando tanto besarla, perno no quería forzar algo que podía arruinar, así que se quedó inmóvil perdiéndose en su mirada.

-Len... yo quiero que seamos sinceras... tú no has sido completamente honesta.

-Tu tampoco.

-Estoy segura que aun tienes mucho resentimiento hacía mi por lo que paso. Por lo que te he dicho.

-¿Y cómo lo sabes si ni siquiera me has preguntado? – respondió furiosa.

-¿Estas resentida conmigo? ¡Te dije que nada paso! Solo fueron platicas banales. – Dijo Beck acercándose a ella.

-¿Debería? Rebecca, tú tomaste una decisión y yo la mía. No hay nada más, si tú quieres creer que eso no nos afecto estas muy equivocada, porque esto solo es la gota que derramo el vaso.

IncertidumbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora