Trinta e Quatro

656 52 31
                                    

You can (Not) Advance 2.0

La despertó un delicado beso en su frente, abrió los ojos y vio que Mareth había traído consigo el desayuno a la cama. La noche anterior no había dormido nada, desde que se había propuesto lidiar con su familia por sus inclinaciones, aparentemente incorrectas, había estado trabajando más.

Evidentemente Andrea sabía que su familia nunca aceptaría su relación con su novia. Así que trató de abordar la situación de la manera más razonable posible. Empezar desde cero y renuciar a cualquier tipo de herencia. Ajeno a su familia, Andy había evitado los argumentos sentimentales.

«Esto arruinara a la familia Acosta».

Económicamente hablando, Andrea sabía que cualquier tipo de escandalo afectaría directamente a la economía de las empresas. Los acreedores, retrógrados como las viejas costumbres de su familia, no quedaría convencidos con el argumento. «El amor es correcto y solo eso importa».

Andy había comenzado a mover sus cartas, había solicitado de forma cordial a su padre que se permitiría utilizar su fidecomiso que por derecho le fue entregado a cumplir 21 años. Con ayuda de su colega Syra Blanchard había comenzado con un fondo levemente de inversión llamado «Nefi». Syra Blanchard era especialista en reconversión de corporaciones.

Incluso Mareth, con un poco de ayuda del director de la Escuela de Administración y Finanza, consiguió una prorroga de su beca Académica, aunque eso significaba trabajar horas extra en el campus universitario. También tenía un trabajo de medio tiempo como auxiliar contable. No muy remunerado y ferozmente explotador.

- Despierta dormilona, es hora de levantarse. – dijo cordial Mareth, dejando besos en el rostro de su novia. - ¿Quieres café?

- Si hermosa, gracias. – dijo en susurros.

Aún un poco adormitada. Observó como Mareth se dirigía a la cocina vistiendo únicamente su ropa interior y una camisa que apenas cubría la mitad de sus glúteos. Sonrió ante tal espectáculo tan satisfactorio. Sin importar lo que trajera puesto o a la hora del día, Mareth, su novia, siempre se veía preciosa.

Andrea se levantó de la cama rumbo al baño para refrescarse. Se miró al espejo y notó como su rostro se veía más demacrado. Había evitado a su familia todo ese tiempo, siendo muy fría con sus esporádicas llamadas que tenía con ellos. Se imaginaba la voz afectada de su padre, algo que no le da mucho ánimo, y parece ese entonces, tampoco le apetecía oírla.

Cuando regresó, Mareth ya estaba dentro de la cama con una taza de café para cada una.

-Si fuera por mí, me encantaría que te quedaras desnuda, pero sé que no te gusta. Sé que tomaras tu camisa y unos shorts de ese cajón. – Señalo su novia un cajón entre abierto. – Deberías quedarte desnuda al menos una vez para, después de desayunar.

Andrea sonrió ante tal comentario, agarró la ropa sin mayor prisa. Se vistió y reingresó a la cama con su novia. Mientras se cambiaba, Mareth había servido unos deliciosos Waffles, un coctel de frutas y café.

-Hay tantas cosas que me gustaría hacer contigo que no sé por dónde empezar.

- A mí también, pero no te preocupes, tenemos toda una vida para hacer todo lo que queramos... juntas.

-¿Toda una vida? Me suena como si alguien tiene grandes planes a futuro. – dijo Mareth bromeando. – Puedo pedir solo el "ahora".

-No puedes culparme por querer estar contigo. – se sonrojó Andrea. – El ahora es muy corto para un infinito.

-Sabes que no lo hago, yo también quiero que seas parte de mi vida. Quizá no un infinito, es demasiado pretensioso para personas como nosotras, y el ahora es demasiado corto. Quizá, "Until the death do us part".

Mareth se acercó a ella, le dio un pico en los labios y se quedaron abrazada como si nada más importase. Pasaron esa mañana en el apartamento, sin ánimos de tratar de salir, simplemente deseaban pasar lo poco de tiempo libre que tenían una con la otra. De pronto, como si Andrea tuviera intenciones de complicarse la vida, una llamada entrarte de Vanesa, la hizo erizar la piel. Le pidió a su novia que esperar un momento. Andy se alejó de la sala dejando a Mareth a un lado.

-¿Qué hay Andréu?

-Hola, Vane, ¿Cómo estás? – dijo acercándose un poco más a la baranda del balcon.

-Vaya... siento que estoy siendo entrometida. ¿Interrumpo algo? O ¿Te sucede algo? – Vanesa como siempre tratando de indagar el comportamiento de su hermana mayor.

-Sí, todo perfecto y no, no interrumpes nada. Sabes que te quiero mucho– respondió, mientras miraba como Mareth empezaba a limpiar el apartamento. Sus palabras iban dirigidas a su novia, más que a su hermana.

-Bueno...- dijo en tono seco. – Te quería preguntar si vendrás para el cumpleaños de mamá. Leo y yo hemos reservado todo un complejo para el servicio. – articuló esperando una respuesta afirmativa de su hermana. – No te vemos desde haca casi un año. Sería bueno que vinieras.

- Trataré, pero sabes que la maestría se está complicando.

-Esta bien, todos comprendemos eso. – Vanesa suspiró antes de continuar. – Tal vez quieras traer a ese galán del que supongo que tienes.

- ¿De qué estas hablando? Ya te dije antes, no hay ningún galán- dijo irritada. Teniendo un poco de decoro para que Mareth no oyera.

-No me puede mentir, tiene voz de enamorada y el que no me reclames con tu voz autoritaria me dice que andas volando entre las nubes.

-Cree lo que quieres, no vemos pronto.

Hablaron un poco más sobre temas general, pero Andrea acabo sintiéndose molesta y nerviosa.

-Chao, hermanita. – dijo riendo.

Andrea, con la poca costumbre que tenia de maldecir; maldijo por no haber notado las finas insinuaciones en su tono de voz a la hora de hablar con su familia.

-¿Todo bien con tu hermana?

-Si, así es ella, disfruta de sacarme de mis casillas.

-Se escucha como alguien simpática, algún día me gustaría conocerla.

Hubo un silencio incómodo entre las dos.

-Claro... algún día – respondió sin seguridad.

-Lo siento, no quería incomodarte ni presionarte.

- No tiene porque disculparte. Créeme que a mi me encantaría que fueras parte de toda mi vida, pero aún no sé cómo decirlo. Sé que me van a rechazar y lo menos que quiero que te hagan algo a ti.

-Entiendo, no te preocupes. Ya me has dicho.

-¿Tú familia sabe que eres lesbiana? Ojalá lo mío fuera así de fácil.

-Realmente no soy muy cercana a mi familia – Andrea se sorprendió, - sé que no lo hablamos lo suficiente. – masculló Mareth al ver la mirada de asombro en los ojos verdes de su novia. – Mis padres se divorciaron cuando era pequeña y ambos se volvieron a casar, pero detesto a sus parejas... tanto mi padre como mi madre decidieron darles prioridad a sus nuevas familias que a mí. Si, me apoyaron económicamente dando me estudio, pero nuestra convivencia se basa en nada más que eso. Ni si quiera recuerdo que día cumplen años.

-Pues, tendremos nuestra propia familia. Por eso estoy haciendo todo lo necesario, para que nada nos falte en esta vida. – Andrea tomó en sus manos el rostro de Mareth. – No te puede prometer una vida lujos, pero te juro que con estas manos trabajaré para darte todo lo que te mereces.

***

«Parecía demasiado bueno para ser cierto. Alguien como ella».


---

 Nota: Andréu, como Tómas Andréu

IncertidumbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora