Andrea llegó justo cuando la enfermera terminaba de comprobar los signos vitales de Helene. Como esperaba, la cara de Len mostraba el dolor que las drogas no podían completamente borrar.
-Hey tú – dijo suavemente, atrayendo la atención de Len.
-Hola – sonrió – Parece que la lluvia te atrapó. Esta mojada.
-Solo un poco. – Contestó, quitándose la chaqueta levemente mojada - ¿Debo de regresar un poco más tarde?
-Casi termino – dijo la enfermera sin dejar de hacer sus tareas correspondientes. Anotó todo lo necesaria en la bitácora – Ya está, hemos finalizado. – Se quitó los guantes de látex arrojándolos al contenedor rojos – El doctor Robbinson vendrá a evaluar su progreso dentro de poco. –
Andrea se acercó a Len y como una costumbre recientemente adquirida, Andi tocó gentilmente la cabeza de Helene. La sonrisa apareció en el rostro de Len. Estiró su mano y tomó la mano de Len entre las suyas.
-¿Cómo te sientes?
-Bien, en lo que se puede – dijo, sacando una sonrisa de Andrea. – Pero hablemos de otra cosa, algo más que no sea de mi fatigante dolor. ¿Está bien?
-Seguro, dime qué.
-¿Por qué no me cuentas sobre tu familia? Me encantaría oír acerca de ellos.
-No son tan interesantes como es posiblemente estes pensando. – Andrea estaba a punto de evadir el tema, pero la expectante mirada de Len la hizo cambiar de opinión – De acuerdo, pero advierto que no son para nada interesantes – Se movió en la fría silla, deseando haber estado usando unos pants en vez de sus pantalones ajustados de vestir. – Soy la mayor de tres hermanos. Somos Vanesa y Moisés. Vanesa no se parece nada a mí. Ella dirige la línea de seguros Acosta. Esta casada con Leonel; es un político. -masculló como si compartiera un gran secreto. – Quizá podamos ser diferentes, pero es mejor que yo a la hora de los números, puede sumar números en su cabeza más rápido que una calculadora. Además, es una de las principales creadoras de ingresos. Así que es la mejor en lo que hace. – Len conocía que la mayoría del personal medico le tenía cierto de respeto a Andrea cuando preguntaba o exigía algún tipo de favor. Había escuchado ciertos comentarios, donde decían que si ella quería compraba el hospital entero. Incluso una enfermera le había comentado que tenía mucha suerte de estar con ella. Helene no sabía la magnitud de dinero que poseía Andrea – Sin embargo, tengo que advertir, no permitas que te atrape sola en una conversación. Mi hermana es la más grande recaudara de chimes e información del país. Una vez que logra acorralarte no te deja ir hasta que sepa hasta tu tipo de sangre.
Len rió con el comentario exagerado de Andrea- ¿Qué hay de tu hermano? – de pronto, la sonrisa de Andrea desapareció.
-Moisés... él... pues no hay mucho que decir. Siempre anda como perdido. Él tiene 25 años, pero todavía actúa como un adolescente. Aún no termina la universidad, y ya va por la tercera. Mi madre insistió que lo pusiera a cargo de algo, así vería que es la responsabilidad – suspiró cansada, harta de la situación de rebeldía de su hermano -así que le di la División de Bienes Inmuebles. Imaginé que eso estaba bien, que no podría estropearlo... - dijo haciendo se un masaje en la sien – ahora estamos por el peor crecimiento desde la caí de la bolsa del 2007, y actúa como si no le importara. Por eso no puedo venir tanto como quisiera. Odio que sea tan irresponsable.
Su conversación fue interrumpida por la llegada del doctor Robbinson.
-¿Cómo estas hoy, señorita Pérez? – preguntó.
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Incertidumbre
RomanceSu matrimonio se desmorona apedazos. Tal vez era necesario dejar el orgullo a un lado. De su amor sólo quedó humo: una nueva existencia para una vida de eterna ceniza.