Se movió a paso lento hasta llegar a la puerta de la oficina. Había cierta nostalgia cuando entraba ahí. Hermosos recuerdos que le aceleraban el corazón.
Abrió el archivero, y efectivamente, detrás de los expedientes de los otros autos estaba una carpeta que indicaba el Mercedez. La tomó y regresó al escritorio. Dejó la carpeta abajo y llamó a la secretaría de Carla, diciéndole que le llevaría enseguida la documentación. Le pidió a Douglas que la acercará a la oficina y se despidió de Cecilia. Llamó a la secretaria de Vanesa para que bajara a recibir la carpeta.
Mientras se subía al carro, una foto se salió de la carpeta y cayó en el suelo. Observó la fotografía, era un auto blanco polarizado, pensó que era un coche muy elegante muy adecuado para los gustos de Andy, y se preguntó qué había pasado con él.
Abrió la carpeta para devolver la foto, y sus ojos se distrajeron en un recibo que sobresalía encima de todos los demás papeles. Era una factura de la reparación de la importadora de autos de Álvaro. Sus ojos ensancharon en el total en la parte inferior. No puedo imaginarse pagando una factura de reparación como esa.
Nunca había visto a Andy en ese carro, tampoco sabía que existía, así que seguramente cualquier tipo de accidente que hubiera tenido fue antes que ella llegara a casa. Gracias a glob, su novia no tenía ningún tipo de secuela. Tal vez incluso no fuese Andrea la que sufrió el accidente.
Leyó la lista de materiales y el calculó de las horas trabajadas, pero fue una nota escrita a mano justo sobre el total que capturó su atención.
«Comienzo de reparaciones 6 de dic. – Terminado 29 de diciembre.»
Helene se hundió en el asiento, sintiendo como si un martillo le hubiera golpeado en el pecho. Las reparaciones comenzaron el 6 de diciembre. Justo después del accidente. Si eso no fuera suficiente, otro recibo mostraba que el Mercedez había pasado inspección solo una semana antes. Había pasado cada control de la calidad con existo.
-Dios... - Una sensación enferma revolvió su estómago y tuvo que tragar varías veces para mantener su desayuno abajo.
No había ningún conductor misterioso bebido. Ese conductor era Andrea. Era demasiado obvio.
Las lágrimas comenzaron a salir. «Es por eso que querías ayudarme tanto. Fue toda una mentira para protegerte» Limpió sus ojos con su manga, extendió sus manos temblorosas para tocar el hombro de Douglas. Su labio inferior tembló y su visión se nubló. La voz de Len era tan titubeante cuando habló.
-Déjame ahí, sola puedo regresar a casa.
-Esta bien. – Dijo Douglas un poco preocupado por su semblante.
El auto se estacionó al frente del edificio y solo entregó la carpeta a la secretaria cuando ya estaba llamando a un taxi.
Todo parecía tan surreal,
«Ahora comprendo todo Andrea. No tienes que preocuparte acerca de mí nunca más.» Sofocó de nuevo un sollozo.
Cecilia estaba sorprendida al ver llegar un taxi, y más admirada aún al ver bajar a Len. Se suponía que se había ido con Douglas. ¿Por qué regresaba sola?
-¿Qué sucedió Len? – Observó los enrojecidos ojos de la mujer. - ¿Has estado llorando? ¿Quieres ir al hospital? ¿Te duele algo?
-No es nada, Cecilia. – Susurró.
-Estas segura, no te noto nada bien. – Len no contestó, en su lugar pasó a la ama de llaves y se dirigió hacía las escaleras. - ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Andrea?
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Incertidumbre
RomanceSu matrimonio se desmorona apedazos. Tal vez era necesario dejar el orgullo a un lado. De su amor sólo quedó humo: una nueva existencia para una vida de eterna ceniza.