Vinte e Cinco

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Len sacudió su cabeza y abrió los ojos. Estaba oscuro afuera, su reloj biológico estaba distorsionando, no podía decir si eran las cinco de la mañana o seis. Un vistazo a los rojos número en la alarma le dijo que eran cuatro para las seis. Su vejiga le decía que era tiempo de empezar el día. Suspiró con el pensamiento de tener que pedirle a Andrea ayudara otra vez en la tarea.

Aun no convencida sobre las verdaderas intenciones de Andy, Len se sentía más a gusto con su presencia que con Beck. Tampoco había interactuado con ésta última lo suficiente como para apartarla completamente, quizá solo necesitaba entender sus propias necesidades para poder decidir.

Mientas que Andy le brindaba una estabilidad superficial, con Beck se suponía que había jurado: «En la salud y en la enfermedad». Aunque no estaba muy comprometida en ese momento. Sin embargo, Rebecca si había demostrado genuina preocupación, cosa que Andrea en un inicio nunca demostró.

Obviamente las intenciones de Andrea no eran reales, aun no entendía porque se había mostrado tan abnegada y solidaría para ayudarla. ¿Acaso era su camino cristiano? ¿O era comportamiento natural entre las personas como ella? ¿Qué necesidad tendría para llegar al punto de mentir? ¿Qué había hecho ella para merecer eso? Tal vez con el tiempo entendería el por qué, pero sabía que ni Dios libraba a las personas de razonar con el tiempo.

Nada sería diferente esa vez, no había certeza, ni una pizca de estabilidad. La memoria tiene una estructura narrativa. Su contenido, forma y manera de expresión, ponen en manifiesto que el vivir y el recordar es algo factico y no subjetivo.

Los pocos recuerdos que poseía le daban hincapié en no confiar en Beck, más los nuevos le daban seguridad con Andrea. ¿Podía confiar en su memoria individual o tendría que indagar más en una perspectiva colectiva?

La memoria individual se construye sobre bases de narraciones que forman discursos y modos de organizar experiencias. Pasadas y presentes, dotadas culturalmente sobre la identidad colectiva de la sociedad, que define por ende la actitud del individuo dentro de esa sociedad.

Ciertamente la carencia de memoria cotidiana era un severo problema al desarrollo y expresión social de Len, no había forma de definir su comportamiento basado en narraciones sobre sucesos que solo demás recordaban o que vagamente recordaba. Tenía miedo de saber, que tipo de perspectiva manejaba Beck sobre ella, muy diferentes a las ideas que podría tener Andrea.

El doctor Robbinson había sugerido tener conversaciones narrativas, como si de una clase de historia se tratase. «No sólo vale lo que se cuenta, sino como se cuenta». Había dicho Robbinson.

Tenían que ser las palabras más reales, que la misma realidad. Ideas sin fundamentos, experiencias vividas por otros, una vida inverosímil. Daba pie a la formación de una nueva... ¿vida? ¿Una nueva existencia?

¿Qué pasaba si todo era una falacia? Andrea ya había mentido y seguramente Beck también. Sería una manera de aprovecharse, desviando su comportamiento inicial a uno totalmente diferente.

Len se preguntó hasta qué punto estaba Beck dispuesta a esperar, Rebecca había ido para ella y era cierto que le había suplicado que se fuera con ella. La timidez no era el rasgo más característico de Helene. Su mayor cualidad, la que definía como persona, era la compasión. Temía dañar a cualquiera de las dos. No sabía como podía balancear el afecto adquirido por Andy por toda una relación con Beck, pero de algo estaba segura... no tenía la certeza para confiar en ninguna de las dos.

Entenderse así misma era necesario, como una recreación que reproduce algo que ya no está. Dese esta perspectiva, una aproximación al hecho, pero sin llegar hacer fidedigno. Helene entonces dependía necesariamente de la percepción del presente, para reconstruir partes de su vida. Debía de recrear su propia identidad desde la conciencia hasta la discontinuidad de los acontecimientos.

IncertidumbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora