Nove

914 86 19
                                    

Nove

Helene estaba despierta, pero obviamente sentí mucho dolo para el momento en Andrea volvió al hospital.

-Hola

-Hola, Helene. ¿cómo te sientes? - Dejó su maletín en el sofá y colocó la silla al lado de la cama.

-Todo duele, pero a excepción de eso estoy muy bien – bromeó.

-¿El medicamente que ellos te dan no está ayudando?

-Ellos me ponen a dormir, pero sí. Es la única cosa que calma el dolor – contestó, alisando la manta que la cubría.

-Traje algunos formularios que necesito que firmes. Los llené lo mejor que pude- Sacó un fólder color manilla del maletín y lo puso sobre la cama – Nunca imaginé cuántos papeles lleva esto. Pura burocracia – le tendió la pluma y estaba sorprendida de ver a Helene tomarla con su mano izquierda - ¿Eres zurda?

-Creo... y también creo que estoy algo ciega, ¿pero porque te admiras? ¿Acaso antes era diestra? – dijo riendo.

-Bueno... este... apenas estábamos conociendo... lo que quiero decir, es que bueno, no te fijas con que mano tu pareja toma las cosas, - estaba roja de vergüenza.

-Eres graciosa, ¿lo sabias? Eres algo tierna.

-Creo que tierna no me describiría perfectamente - «Peor cuando te he arruinado la vida».

-Sabe, yo todavía no puedo creer que usted este justamente aquí cuidándome. Aunque no se porque me siento sola... ha hablado con Beck, no sé quizá suene raro, viniendo de la persona que se supone que es su novia, pero no sé porque necesito que ella esta aquí. – Dijo Helene, moviendo su cabeza. – Esto no tiene ningún sentido.

-Bueno, yo hago muchas cosas que no tiene ningún sentido, solo pregúntale a mi madre.

-Espero concerla.

-Esperemos que no – dijo duramente – No es una persona agradable – masculló – Ahora, aquí están los formularios que necesito que al menos pongas tu nombre. En las primeras hojas solo necesito tu nombre. Las otras solo pon tu inicial no es necesario llenarlos por completos.

-¿Y todo esto es necesario?

-En realidad, es para que tu seguro cubra el percance

-ah.

Helene firmó los formularios silenciosamente antes de darle la pluma de nuevo.

-¿Usted no es cercana a su madre?

-No realmente. Tenemos diferencias de opiniones sobre como debo vivir – Dudó por un momento antes de decidir sacar a colación el tema.

-¿Y yo? ¿Soy cercana a mi familia? – Helene se mostró inquieta por esa pregunta.

-Lo eres, eres muy importante para ellos... - ya no sabía que más decir sin inventar más mentiras.

-Pero nunca aceptaron lo nuestro, ¿Verdad? – Se sentía mal por haber planteado el tema – Lo siento, no lo imaginé. – los verdes ojos de Andrea se desviaron mirando fijamente las persianas que cubrían la ventana.

-Esta bien – dijo Andrea descartando el recuerdo con un movimiento de su mano – No los recordemos, supongo que no puedes extrañar algo que te ha hecho un mal.

Andrea intentó parecer indiferente sobre el tema, pero Helen sospechó que era un acto fingido para si beneficio.

-¿tenemos mascotas? – preguntó Helene

-No, no tenemos...

El recuerdo de Beck diciéndole que no le gustaban los animales pasó por su mente como un rayo.

-Creo que a Beck no le gustaban los animales, ¿es por eso que no tenemos?

-¿quieres uno?

-Sería bonito.

-Bueno... preguntaré si es recomendable tener una mascota con tu estado. – Estiró el brazo para tocar delicadamente el rostro de Helene.

-Lamento no recordarte. – bajó el rostro, sentía mal. Se sentía mal por no recordarla, pero también sentía como si le estuviera siendo infiel a alguien más.

-Helene, no te preocupes por eso, por favor, prometo que todo estará bien – Miró su reloj y sonrió de lado – Vamos, no te sientas mal. ¿Qué te parece si nos recostamos y vemos un poco de televisión?

-Me gusta la idea – Dijo Helene, presionando el botón para levantar un poco la cabecera de la cama - ¿Qué quieres ver? Aunque, no sé porque siento la necesidad de decirte que si veo televisión me quedo dormida.

-Oh, ¿quieres que me marche para que puedas dormir un poco?

-No- alcanzó la mano de Andrea – Por favor, quédese.

-Seguro, solo no te disgustes si yo también me quedo dormida. No soy buena tampoco en concéntrame.

-Oh, entonces hagamos competencia de quien se queda dormida primero.

-Bueno, la próxima vez mejor traeré un juego de mesa, lo prometo.

-Veremos quién gana a quién .

Helene dijo con una sonrisa. El bullicio de la televisión atrajo la atención de ambas. Len colocó su cabeza nuevamente en su almohada para mirar el programa pero antes del primer comercial estaba dormida. Andrea se levantó y arregló la sabana de la cama de Helene, apagó la televisión.

Se quedó sentada allí por varios minutos mirando el gran molde de su pierna y las puntadas que formaban una línea en el pómulo de la joven mujer.

-Lo siento – susurró, deposito un beso en la frente, antes de salir del cuarto. 

IncertidumbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora