capítulo 14.

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¡ESTÚPIDA TÚ!

Capítulo 14.

Narra Álex.

Después de colgar la llamada empiezo a empacar mis cosas de mala manera. Mateo entra a la oficina y me mira con curiosidad.

—¿Ahora qué bicho te picó?

Lo fulmino con la mirada, él levanta las manos y retrocede.

»Ok, por lo que veo estás de mal humor, tienes el periodo, mejor me voy.

Empieza a retroceder con una estúpida sonrisa en el rostro. Termino de recoger mis cosas, me pongo mi abrigo y paso por su lado.

—Si supieras la razón de mi enojo no estarías sonriendo como un estúpido —alego.

Eleva una ceja y me mira confundido, recoge  su maletín y me sigue.

»Yo me entiendo solo.

Apresuro el paso, Chloe se despide con una sonrisa cuando me ve pasar, yo solo muevo la cabeza y continúo caminando. Toco los botones del elevador al tiempo como si con eso se fuera a abrir más rápido. Escucho a Mateo despedirse de Chloe.

—Hasta mañana, el señor gruñón está de mal humor, ya lo conoces.

Suelta una risita, se posiciona a mi lado, cuando el elevador se abre entramos al mismo tiempo.

—¿Ahora si vas a decirme qué te pasa? —inquiere.

Le regalo una sonrisa de boca cerrada.

—Iré a marcar territorio.

Se encoge de hombros sin entender. Llegamos al parqueadero, abro la puerta de mi auto y antes de introducirme en él lo miro.

—Resulta que a la entrevista del restaurante llegó un español que se atrevió a llamar Paola, a mi esposa.

Mateo suelta una carcajada.

—¿Así no se llama pues?

—Para los demás es señora Fernández o señora.

Me introduje en el auto cerrando la puerta.

—Venga tío, estás haciendo un drama —Exclama con una sonrisa.

Lo fulmino.

—Conociendo a Katia debe estar feliz escuchando hablar al español ese —respondo.

La estúpida sonrisa se desvanece de su rostro. Emprendo la marcha y solo escucho.

—¡Joder, Álex!

Miro por el retrovisor y está haciendo dramas como un niño, se supone que el  exagerado soy yo. Mateo no puede ir conmigo porque debe recibir a Matt, ya que la niñera solo lo cuida hasta las seis de la tarde. Sonrío con maldad porque me imagino la cara que tiene.

Después de unos minutos he llegado. estaciono el coche y me dirijo a la puerta principal. La recepcionista me saluda amablemente, aquí al igual que en mi empresa todo el mundo me conoce, bueno no todos, hoy me conocerá el chef ese.

—Señor Fernández, bienvenido —hace una reverencia con su cabeza.

—Gracias, ¿y la señora?

—Está al fondo haciendo las entrevistas de los chefs.

Asiento y continúo mi camino. Veo cuatro personas con uniformes de chefs, me acerco y saludo, todos responden al tiempo, visualizo mi objetivo. Un rubio que tiene una filipina negra, éste no me llega ni a los talones. Arrastro una silla para sentarme junto a él.

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