¡Estúpida tú!
Capítulo 48.
Un silencio algo incómodo se torna a nuestro alrededor.
—¿Se conocen? —pregunta el señor Díaz con un gesto de confusión.
Ella da un paso adelante, con una sonrisa enorme tiende su mano.
—Creo que sí cariño, vaya que las casualidades existen, hace años estudiamos juntos en el mismo colegio. Un gusto señor Fernández, que casualidad.
Estrecho su mano solo por cortesía, ella la aprieta con fuerza y yo la retiro lo más rápido que puedo. Luego se la presenta a Mateo, ambos cruzamos miradas.
—Un gusto señor Carvajal.
Creo que la expresión de asombro de nuestros rostros lo dice todo. Entonces regresó del limbo y ¡Joder, que me lleven todos los putos demonios! Ojalá me lleve, el diablo. El señor Díaz rompe el hielo con una sonrisa mientras baja su mano por su espalda y la pega un poco a él.
—Che, ¿les sorprende mucho que tenga una esposa tan joven?
Mateo y yo volvemos a cruzar miradas como si nos hubiéramos puesto de acuerdo decimos al tiempo;
—No, claro que no.
—Yo también tengo una esposa joven y muy hermosa, una diosa —digo.
Siento su mirada sobre mí y una estúpida sonrisa de medio lado.
—Por supuesto —dice Mateo—, mi esposa también es una diosa.
El señor Díaz toma una copa y la eleva en señal de brindis. Luego toma a su esposa de la mano y la hace girar sobre su propio eje luciendo con orgullo la mujer que lo acompaña.
—¿Posta que es muy linda mi esposa? —pregunta él con una sonrisa.
—Solo tengo ojos para la mía, no puedo responder esa pregunta —respondo sin ningún tipo de expresión—, al ser su esposa con mayor razón me reservo mi opinión.
Recibo una palmadita en mi hombro.
—Más feliz me siento de haber hecho negocio con tan respetables hombres.
Por un momento hago conexión visual con Thael, sigue con una tonta sonrisa. Ahora entiendo a quién se refería cuando dijo de la insistencia de alguien. Esto tiene que ser una pesadilla.
»Bueno Álex —El señor Díaz mira a su esposa y deja un beso en sus labios—, ella se queda a cargo de todo. Cualquier duda, o cambio que ella pida lo podés hacer sin ningún problema.
—Perfecto —trato de dibujar una puta sonrisa falsa.
Me siento en mi lugar y me sirvo un vaso de whisky, luego me lo tomo de un solo trago. Mateo se sienta junto a mí e imita lo que hago. Trato de disimular recogiendo unos documentos, el señor Díaz llama a Mateo, este se incorpora y se aleja. Luego escucho el sonido de unos tacones hacer eco en el piso, un fuerte olor a colonia algo empalagoso inunda mis fosas nasales, levanto la mirada y la veo recargada en el bordo de la mesa con una sonrisa.
—Tanto tiempo sin saber de ti —Susurra—, es un verdadero placer volver a verte Álex.
—¿En qué le puedo ayudar señora Díaz? —pregunto secamente.
Escucho una risita.
—¿De verdad no te da gusto verme? —responde con una pregunta.
Me incorporo.
—Si necesita que le enseñe algo del proyecto con gusto lo haré.
Mueve su mano de manera que sus dedos rozan los míos, alejo la mano bruscamente.
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©¡ESTÚPIDA TÚ!
RomansaBilogía. Sinopsis. Estoy casada con un engreído hermoso, resultado de ese amor tenemos una mini versión de ambos. Nuestra vida es perfecta, entre dramas, locuras y berrinches, pero no todo dura eternamente. Nosotros decidimos dejar el pasado atrás...