capítulo 65.

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¡Estúpida tú!

Capítulo 65.

Narra Katia.

Busco un café para Estefanía, está muy ansiosa, me platica que no ha podido comunicarse con Paola y eso la preocupa demasiado, la única razón que tuvo de ella fue el mensaje de texto. Le digo que a mí también me envió un mensaje y tampoco he podido hablar con ella. Le doy un sorbo a mi café y pienso en silencio, no se lo comento porque no quiero preocuparla más, pero es extraño que Paola nos envíe a ambas el mismo mensaje, además Paola casi nunca me deja ese tipo de mensajes, es más ella no acostumbra a enviar mensajes de texto, siempre lo hace por WhatsApp. 

Veo a Álex caminando por toda la sala, me tiene mareada, Mateo está recargado en la pared, evito mirarlo porque aunque estoy muy molesta él sigue siendo mi punto débil y duele bastante esta situación que estamos atravesando. Yo no dejo de pensar que todo es demasiado extraño, lo que más me molesta es saber que Álex se metió con esa maldita, yo sabía, hay algo en esa mujer que no me gusta nada, trato de recordar por qué se me hace familiar y si de verdad la había visto antes.

Se me ocurre algo, me incorporo y me acerco a Álex.

—¡Quiero ver la foto!

Él me mira con cara de querer matarme.

—¿Qué? —pregunta desconcertado.

—La foto que te enviaron —ruedo los ojos.

Frunce el ceño.

—La borré ¿qué esperabas, que la contemplara con admiración? ¡Estás loca!

Me pellizco el puente de la nariz.

—Necesitaba ver al tipo, se supone que es Thomas.

—¿Se supone? —me mira ceñudo. 

—Tú no entiendes nada y yo no tengo tiempo de dar explicaciones a estúpidos. Tengo algo que hacer luego hablamos.

Suelta un gruñido. Me despido de Estefanía y Rodrigo. Algo me huele muy mal, cómo se supone que Paola está con otro, en qué momento pasó todo eso. Yo molestaba mucho con Thomas, el español está bueno, pero no para cambiar a Álex por él. No, algo aquí no me cuadra, aquí hay algo muy oscuro.

Llego al restaurante y le digo a Sophia  que necesito a Thomas en mi oficina, hace una reverencia y desaparece. Escucho un golpe en la puerta.

—Siga.

La puerta se abre y Thomas cruza el umbral. 

—Señora —me saluda—, me dijo Sophia que me necesita. ¿Pasa algo?

—Tal vez te suene extraño lo que voy a preguntarte ¿Pero dónde estuviste anoche?

Su gesto se descompone, me mira confundido.

»Yo se que tu vida privada no tiene nada que ver con el restaurante, pero es importante, necesito saber. 

—Con todo respeto, ¿Por qué me pregunta eso? —pregunta.

Me incorporo, rodeo el escritorio y me recargo en él.

—Solo quiero por favor que me respondas con honestidad ¿Cuándo fue la última vez que viste a Paola?

—Cuando estuve hospitalizado, hace un mes —responde con seguridad. 

—¿O sea que era verdad? —susurro.

Él ladea la cabeza y me mira.

—¿Qué? —indaga. 

—Que ella estuvo en la clínica, ella fue a verte.

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