capítulo 42.

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¡Estúpida tú! 

Capítulo 42.

Días después…

Ese día llegamos a casa y mini Álex esperaba ansioso por obtener respuestas, lo conozco. Yo lo único que quería era descansar, cerrar los ojos y no pensar en nada, creo que fueron demasiadas cosas para un día. 

Álex le explicó que yo estaba muy cansada y me dolía la cabeza. Él como el niño hermoso que es, se subió a la cama y se acostó conmigo.

Al día siguiente con más calma nos sentamos con él en la terraza, tratamos de explicarle de una manera que no sonara caótica, evitando ciertas cosas. El hecho es que lo entendió  muy bien, siempre he dicho que ese niño parece un adulto encerrado en un pequeño cuerpo. 

Estaba feliz porque tenía un tío y de ser posible también quería compartir tiempo con él. Le expliqué que su tío debía hacer un viaje muy importante que no podía aplazar, pero que él le iba a cumplir la promesa que le hizo, de darle ese abrazo.

También fue muy claro cuando dijo que aunque tenía otro abuelo, no quería saber nada de ese señor. Tampoco sentía curiosidad de conocerlo, sino me quiso a mí en su vida, él tampoco quería estar en la suya, lo dijo como todo un niño grande. Lo entendió mejor de lo que esperábamos, dejó demasiado claro que ese señor para él seguirá como antes de saber la verdad, no existe.   

Damos comienzo a la primavera, una estación repleta de color y de vida que nos vuelve a llenar a todos de esperanza, borrando todos esos momentos incómodos, continuando por fin con nuestra vida perfecta.  Y es que es una alegría decirle adiós finalmente al largo invierno, con ello  ahora sí enterrar esas cosas del pasado que tanto daño me hicieron. Ver cómo brotan las flores y cómo los campos se visten de diferentes tonalidades, continuar tranquilamente con nuestro mundo perfecto.

El hecho es: con el invierno se muere todo, el tema no se menciona, ahora sí esas heridas van a sanar y ese ciclo doloroso se cierra, pude soltar todo lo que tenía guardado, ahora puedo continuar tranquila con mi vida.

Hoy me levanto con una sonrisa en el rostro como si nada hubiera pasado. Me organizo para ir al restaurante, hay muchos pendientes y Katia no puede sola con todo.  Rebusco en mi closet algo para ponerme, después de unos minutos elijo un polo manga larga color azul y un pantalón de gabardina blanco, unos stilettos negros, algo muy informal. Peino mi cabello y lo dejo suelto, un tono de maquillaje claro en mis ojos y un color carmesí en los labios, ya saben que amo esos tonos fuertes.

Llego al restaurante y saludo con una sonrisa, todos responden de igual manera. Subo a mi oficina y oh, sorpresa Katia ya ha llegado. 

—¡Qué mujer más trabajadora! —la saludo con una sonrisa mientras acomodo mis cosas.

—Yo sí trabajo —rueda los ojos—, no como tú que llevas una semana de vaga.

Suelto una carcajada.

—Bueno, pero ya estoy aquí ¿Qué hay que hacer? 

Se acerca con varias carpetas y me las entrega.   

—Un montón de cosas —inspira profundamente—, varias solicitudes de eventos y problemas con el proveedor de alimentos.

Recibo las carpetas y arqueo una ceja.

—¿Qué problemas? —pregunto. 

—Quedó mal con la entrega de algunas cosas.

—¿Ya te comunicaste con él? —inquiero. 

Katia regresa a su lugar.

—Sí, me dice que está solucionando, pero nosotras tenemos mucho por cumplir y nos faltan cosas. 

©¡ESTÚPIDA TÚ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora