capítulo 84.

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¡Estúpida tú!

Capítulo 84.

Narra Paola.

Escuchar todo lo que Hannah me dijo me deja impactada, aunque con una alegría muy grande de saber que ese hijo no es de Álex, es más él ni siquiera la tocó. Lo que más me impactó fue su estado físico, se ve horrible, sin duda las facturas que pasa la cárcel son costosas.

Cuando se pone de rodillas y se arrastra suplicando por su abuela no sé ni lo que siento, tiene que llegar a un nivel muy bajo para llegar a eso. Salgo de ese lugar porque no quiero estar aquí, ese destino lo eligió ella, ¿por qué no pensó antes en su abuela?

Llego hasta donde está Álex y me lanzo a sus brazos. Él me recibe, su gesto se altera, me mira, me revisa. Entonces de la nada empiezo a reírme y llorar todo al mismo tiempo. Él me acaricia el pelo y me mira preocupado, le pido que me saque de este lugar, así lo hace.

Cuando estamos afuera respiro.

—¡Por esa razón no quería que vinieras! —exclama molesto.

—No es tuyo…

Suelto de repente. Él ladea la cabeza y me mira.

»Tú jamás la tocaste.

Retrocede y se pasa las manos por el pelo, sonríe y me mira.

—¿Qué? —titubea.

—El hijo que Hannah espera es de Raúl.

Entonces Álex retrocede, se pasa las manos por el cuello y respira aliviado. Se acerca con su hermosa sonrisa.

—Yo sabía que no podía tocar a otra que no fueras tú.

Asiento con los ojos llenos de lágrimas y lo abrazo con fuerza. Podemos decir que este ciclo ha quedado cerrado para siempre y eso nos hace muy felices.

Compartimos la buena noticia con nuestra familia, ya se imaginan lo felices que están. Me tumbo en la cama mientras Álex acaricia mi cabello.

—¿En qué piensas? —me pregunta rompiendo el silencio.

Abro los ojos y lo miro. Sé perfectamente a lo que se refiere.

—Juan me hizo mucho daño y esa mujer también. ¿Por qué no pensó en su abuela antes de empezar con todo esto?

Álex agarra una de mis manos entre las suyas.

—Sabes que sea cual sea la decisión   que tomes voy a apoyarte, como siempre.

—Con eso no me ayudas. ¿Por qué tengo que ayudarla yo? ¿Por qué no pensó en su abuela? Yo no tengo nada que ver con esa familia, ya fue suficiente el daño que nos hicieron.

Respiro profundamente tratando de organizar mis pensamientos.

—Nena, tú sabes muy bien que esa señora no tiene la culpa de las decisiones de su nieta. En el fondo tú sabes que camino tomar.

Hago un puchero y él deja un beso en mis labios.

»No esperes que yo te diga qué hacer.

Me cruzo de brazos y él sonríe. Me rodea con sus brazos y me abraza. Recargo mi cabeza en su pecho y me pierdo en los latidos de su corazón esperando que me den una respuesta.

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Tres días después…

No es mi obligación, pero tampoco soy un monstruo. Si la ayudo lo hago porque esa señora no es culpable de nada. Le pido a Álex que me acompañe hasta su casa.

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