capítulo 20

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¡Estúpida tú!

Capítulo 20.

Narra Mateo.

¡Advertencia capítulo con alto contenido +18 🔥

No cabe duda que Álex está mal de la cabeza, Alexander se está bebiendo hasta el agua de los floreros. Mientras, Álex baila con Paola con una sonrisa de maldad dibujada en su rostro. Yo decido disfrutar de la misma manera, bailo con mi terroncito que hoy luce hermosa, trae un vestido blanco sin mangas, ajustado con lentejuelas en los bordes a la altura de los muslos, resaltando su bella figura. Se ve tan hermosa, mucho más cuando sonríe de la manera en la que lo hace.

Dejo a Katia sola un momento para ir al baño, luego cuando regreso la busco con la mirada  y veo un tipo   junto a ella,  le está ofreciendo algo de tomar. El tipo la mira de una manera descarada, yo trato de ser paciente, pero cuando se trata de mi esposa se me sale el  Chucky que llevo dentro. Me acerco  y el tipo sigue sonriendo, miro la copa que trae en las manos y creo que me quedaría pequeña para meterlo ahí de cabezas.

—¿Pasa algo? —pregunto con el ceño fruncido.

Katia está muy seria y eso en ella no es normal.

—Le decía a la señorita que está muy guapa y le preguntaba si quería bailar conmigo —responde el tipo con descaro.

Le quito la copa que Katia tiene en las manos y me tomo todo su contenido de un solo trago. Le devuelvo la copa y doy un paso adelante quedando muy cerca del tipo.

—Le queda muy bonito ese traje —exclamo.

El tipo me mira desconcertado.

»Sería una pena que se mojara o se manche de sangre —el tipo ladea la cabeza y me mira con un gesto de confusión—, Porque voy a lanzarte a la piscina o te partiría  la cara si vuelves a coquetear con mi esposa.

Refuto,  el tipo retrocede y empieza a alejarse, levanta las manos en una clara señal de no quiero problemas. Siento unas manos rodeándome por la espalda y una respiración en mi cuello.

—¿Y luego dicen que   el loco es Álex?

Me giro y la rodeo con mis brazos.

—De tanto andar con él algo se me tenía que pegar —Dejo un beso en su nariz.

Ella esboza una sonrisa.

»No dejaré que nadie se acerqué a tí con una segunda intención —bajo la mano por su espalda y la pego a mí—, Este terroncito es solo mío.

Enreda sus brazos en mi cuello.

—Este terroncito solo te lo comes tú —sonríe malvadamente—, solo puede derretirse en tus brazos.

Muerdo mi labio inferior.

—¿Será que nos vamos ya? —me mojo los labios.

Ella me muestra sus perfectos dientes blancos, eso me encanta, verla sonreír me da mil años de vida.

—Me parece buena idea —juega con un mechón de su cabello.

En ese momento escuchamos.

—Nos pegamos en tanta miel —comentan al tiempo Álex y Paola.

Katia me abraza y deja  un beso en mi mejilla, luego me pasa la lengua por la oreja y sonríe. Álex rueda los ojos y Paola suelta una risita.

—¡Miren quienes hablan! —exclama Katia.

—Ajá, los reyes de lo meloso —espeto.

Álex sonríe y arquea una ceja.

—Yo soy un meloso pervertido.

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