¡Estúpida tú!
Capítulo 13.
El príncipe Gruñón y la princesa Mocosa fueron obligados a convivir juntos en el mismo reino, él la aborrecía al igual que ella a él, no se podían ver ni en pintura, es que dos personas con un agujero tan grande en el alma eran incapaces de sentir empatía por alguien más.
—¿Papá, qué más pasó? —indaga mi pequeño muy interesado.
Álex continúa. Yo cierro los ojos, lo escucho muy atenta.
Él observaba desde lejos a la princesa Mocosa, por alguna razón había algo en ella que llamaba su atención. Sus ojos, eran tan hermosos, los más hermosos que él había visto en toda su vida. No solo eran sus ojos, era todo eso que podía ver en ellos, algo que nunca antes había visto.
—¿Papi, cómo eran sus ojos? —inquiere mini Álex.
Álex suelta una risita y le acaricia el pelo.
Mini Álex lo interrumpe.
—¿Cómo los ojos de mamá, verdad? —pregunta.
—Sí cariño, la princesa tenía el mismo color de ojos que tiene mami.
Le responde con ternura y prosigue.
El azul inmenso y profundo del mar, el verde claro de la naturaleza: paz y belleza. Desde ese día algo en él empezó a cambiar, pero él se negaba a aceptarlo. De repente cuando las sombras del reino oscuro trataban de atacarlo, la princesa Mocosa se acercó a él con la intención de ayudarlo, él se preguntó. ¿Cómo alguien que está roto tiene empatía por mí?
Entonces empezó a sentir algo muy extraño en su interior, algo que lo asustaba mucho, algo desconocido para él. Un día a esa princesa la atacaron unos monstruos malvados, ella estaba sola y en peligro, él pudo dejarla sola, pero no lo hizo, por alguna extraña razón decidió luchar contra esos monstruos para defenderla.
—¿La salvó? —pregunta mini Álex somnoliento a punto de dormirse.
Sí, la salvó y se dio cuenta que una fuerza sobrenatural lo obligaba a querer protegerla...
Álex se queda callado. Deduzco que el niño se quedó dormido. Salgo corriendo y entro a mi habitación, dejo el vaso sobre la mesa y me tumbo sobre la cama. Me cubro con las sábanas, apago las luces y me hago la dormida.
Al momento siento que Álex entra a la habitación. Siento el colchón hundirse con el peso de su cuerpo, me abraza acercándome a él, desliza su nariz por mi cabello e inhala.
—Esa manía tuya de escuchar tras las puertas —susurra.
Trato de no reírme, me volteo quedando frente a él y me hago la desentendida, arqueo una ceja.
—¿De qué hablas? —bostezo.
Una pequeña luz color roja es suficiente para ver su hermoso rostro. Él instaló una pequeña luz en el techo, es el reflejo de unas estrellas en color rojo, por mi miedo a la oscuridad. Ese miedo lo he podido controlar mucho, gracias a él, pero aún así dijo que no se arriesgaría.
Sonríe mientras juega con un mechón de mi cabello.
—Nena, se te veían las pantuflas de conejo.
Suelto una carcajada, él me regala una sonrisa de medio lado tan bonita.
»Tú no sabes mentirme.
Sonrío mientras dibujo el contorno de su rostro con mis dedos.
—Me descubriste —elevo mi labio inferior en señal de puchero—. Amé ese cuento, yo quiero escuchar el final.
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©¡ESTÚPIDA TÚ!
RomansaBilogía. Sinopsis. Estoy casada con un engreído hermoso, resultado de ese amor tenemos una mini versión de ambos. Nuestra vida es perfecta, entre dramas, locuras y berrinches, pero no todo dura eternamente. Nosotros decidimos dejar el pasado atrás...