capítulo 43.

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¡Estúpida tú!

Capítulo 43.

Aprieto sus manos con fuerza y lo miro a los ojos, en un pequeño hilo de voz casi inaudible susurro.

—Dime que están bien…

Me coloca las manos a ambos lados de la cabeza y me mira a los ojos.

—Nena, tranquila, por suerte solo fue el susto y algunos golpes , pero nada grave. Los están llevando al hospital para revisarlos y descartar.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién te avisó? —Empiezo a  hacer una cantidad de preguntas al tiempo, me levanto—, tenemos que ir.

Camino de un lado a otro buscando mi cartera y mi celular.

»Quiero verlos con mis propios ojos y saber que están bien.

Álex me hala de la mano haciéndome detener en un solo punto.

—¡Nena!

Lo miro, mi labio inferior empieza a temblar. Él sabe lo que pasa por mi cabeza.

»Eso no volverá a pasar —dice mientras me rodea con sus brazos.

—Me da miedo, yo quiero verlos —susurro con un nudo en la garganta.

—Vamos a verlos nena, tranquila.

Trago saliva intentando deshacer el nudo que forma mi garganta.

—¿Quién te avisó?  —pregunto.

—Papá. Al parecer el auto se quedó sin frenos, pero él logró maniobrar se estrellaron contra un poste, gracias al cielo no pasó nada grave.

Inspiro profundamente porque siento que el corazón se me va a salir...

—Yo quiero verlos, vamos.

Lo tomo de la mano y salimos de la oficina, le digo a Sophia que me disculpe con Katia que se me presento algo. Cuando estoy por subirme al auto Katia nos alcanza.

—¡Paola! ¿Qué pasó? ¿le pasó algo al niño? —pregunta preocupada.

—Mamá y papá tuvieron un accidente, según ellos parece que no fue grave, pero es mejor confirmar.

—Vayan tranquilos, cualquier cosa me avisas.

—Gracias amiga.

Sé que tenemos demasiadas cosas encima, pero mi familia siempre va a estar primero. El camino al hospital se nos hizo eterno, entramos directo a recepción para preguntar por ellos. Levanto la mirada y veo a papá sentado en la sala de espera, avanzamos rápidamente, lo primero que hago al verlo es abrazarlo.

—No pasa nada mi niña —susurra mientras acaricia mi espalda con ternura.

Lo miro detenidamente, tiene una herida en la frente de tres puntos y algunos cortes en el rostro.  Álex hace lo mismo que yo, lo abraza.

—¿Cómo estás? —preguntamos al tiempo.

—Estoy bien, solo fue el susto y los rasguños —responde con tranquilidad para calmarnos a nosotros.

Miro a todos lados.

—¿Y mamá? —susurro—, ¿Dónde está mamá?

—¿Está todo bien con ella? —pregunta Álex.

—Le están haciendo una radiografía para descartar lesiones en el cuello —Rodrigo toma mi mano—, cariño ella está bien, solo adolorida por los golpes y los rasguños.

Inspira profundamente, pero se le escapa un pequeño gruñido, como si algo le doliera. Álex lo mira muy serio…

—¿Qué te duele? ¿Ya te revisaron a ti?

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