capítulo 33

1.2K 191 122
                                    

¡Estúpida tú!

Capítulo 33.

Pongo las manos sobre la mesa, me he quedado congelada. Él me mira con un gesto de confusión y sigue hablando.

»Eres una de las mejores chef, una de las más reconocidas aquí en New York.

El aire regresa a mis pulmones, el gesto de mi cara se relaja, siento que puedo respirar, entonces lo entiendo todo. Él no tiene la más mínima idea de quién soy yo.  Tomo un vaso de agua que hay sobre la mesa y me tomo tres tragos.

:—Imaginé que tal vez la impresión que te llevaste de mí aquel día fue porque me recordaste.

—¿Te recordé? —Repito lo último como una pregunta.

—Sí, nos hemos visto dos veces, pero hace mucho tiempo.

Levanto la mirada y la sostengo.

—¿O sea que todo este tiempo siempre fue usted, el que me seguía, el que me vigilaba?

Sergio arquea una ceja como si no entendiera a qué me refiero.

»¿Desde cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? —Le hago un montón de preguntas.

Él sonríe. Toma su vaso de whisky y lo lleva a sus labios.

—Son muchas preguntas al tiempo ¿no crees?

Veo como el trago baja por su garganta, deja el vaso sobre la mesa.

—Usted dijo que respondería a todas mis preguntas —respondo de mala manera.

—Responderé cada pregunta que tengas.

Esquivo la mirada unos segundos. La manera en la que me mira no me gusta nada, no me gusta lo que puedo ver a través de sus ojos.

»Pero creo que debemos empezar por el principio ¿No crees?

—¿Tienes  hermanos? —pregunto lo primero que se me vino a la cabeza, ni sé por qué lo pregunto.

Sergio me mira un poco confundido, tal vez fue la pregunta, al fin él no sabe lo que yo sí.  Reacciono a tiempo y agrego otra cosa para que no crea que estoy loca.

—No acaba de decir que responderá todo lo que yo quiera —llevo el vaso de agua a mi boca y le doy otro sorbo, esta vez un trago más grande.

Asiente con una sonrisa en los labios.

—No, no tengo. Soy hijo único.

Le di otro sorbo a mi vaso para pasar el trago amargo, lo sabía, ese señor no iba hablar de mí. No sé en qué momento me fui de la realidad, reacciono cuando escucho.

—¿Pasa algo?

Sacudo la cabeza y respondo con otra pregunta.

—¿Cómo fue que me conoció?

—En realidad la primera vez que te vi fue hace unos once años en un centro comercial, el día que confundiste a mi padre con alguien ¿no sé si lo recuerdas?

Cómo olvidarlo. Aprieto mis manos entre si bajo la mesa con fuerza. Quiero ser fuerte, pero esto me está costando bastante.

—La verdad no tengo idea —miento—, no recuerdo eso.

—Luego te volví a ver tiempo después en una playa, estabas con tu familia y yo con la mía.

Niego una vez más mientras siento que mi corazón va a estallar en cualquier momento.

—Ni idea, no recuerdo nada.

Me escanea con la mirada, como si supiera que oculto algo. Bajo la mirada y luego miro al vacío.

©¡ESTÚPIDA TÚ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora