capítulo 26

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¡Estúpida tú!

Capítulo 26

Lo miro con el ceño fruncido. En ese momento se escucha el sonido del elevador al abrirse interrumpiendo lo que sea que pensaba decir el tipo ese. Cuando la puerta se abre aparece Álex, trae las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, su gesto serio, tipo gruñón al máximo, si las miradas mataran Álex lo hubiera fusilado en ese instante. Da un paso adelante y sale del elevador, me le acerco pasando mi mano por su espalda, él hace lo mismo,  respiro aliviada.

—¡Alexander!  —habla Álex—. ¿Qué lo trae por aquí?

Alexander lo mira fijamente a los ojos. Esas miradas de estos dos no me gustan para nada.

—Solo pasaba por aquí a saludar y ver como va todo antes de irme —responde él como si nada. 

Álex marca el número 12, apenas la puerta se abre da un paso a un lado y le señala con un movimiento de su mano derecha.

—Adelante, puedes subir, Mateo te mostrara lo que quieras —dice Álex sin alejar su mirada amenazante de él.

»Yo debo atender asuntos más importantes.

Baja  su mano por mi espalda, Alexander sigue ese movimiento, asiente y entra al elevador. Segundos después la puerta se cierra y desaparece. Suelto todo el aire que contenía, Álex abre sus manos que estaban hechas puños, su respiración es más pesada de lo normal. Está muy molesto, lo conozco.

Lo rodeo con fuerza y recargo mi cabeza en su pecho.

—¿Qué te dijo ese hijo de puta? —masculla. 

Me incorporo y lo miro a los ojos, no puedo ocultarle nada, ya lo conozco. Lo tomo de la mano invitándolo a   caminar por el pasillo.

—¿Cómo sabías que él estaba aquí? —respondo con otra pregunta— , ¿sabías que él venía y no me habías dicho?

Me detengo y lo miro seria. Acaricia mi mejilla, ladea la cabeza y me mira.

—Que hermosa estás hoy —dice cerca de mí, deja un beso en mis labios—, no, no sabía que vendría.

Me mira a los ojos, su mirada tan profunda me encanta.

»La recepcionista me avisó que Alexander estaba aquí, además de estar un poco pesado  contigo.

Su voz tan ronca me hace estremecer, una débil risita se escapa de mis labios ahora soy yo la que deja un beso en sus labios y suelto en ellos.

—Gracias por aparecer al rescate mi caballero. Sí, estaba haciendo comentarios un poco  incómodos.

No dice nada, su mirada se oscurece. Le cuento lo que pasó, no quiero tener problemas por ocultarle las cosas. Lo tomo de la mano para seguir en dirección al salón grande, pero Álex me hala haciéndome detener. Con sus dedos acaricia mi rostro, pega su frente a la mía y suelta.

—¡Me encabrona tanto este tipo! —su mandíbula se tensa—, me jode que éste mirando lo mío, no me gusta, parece que hay que explicarle con plastilina.

Empieza a caminar en dirección al elevador.

—¿Qué haces? —le pregunto confundida. 

El ascensor se abre y Álex me arrastra adentrándonos en él.

—A restregarle en su puta cara que lo mío se respeta, parece que lo olvidó.

—¡Alex! —Hablo.

Me regala una sonrisa de boca cerrada y me  mira con maldad.

—Nena, no pasa nada.

Empezamos a subir y en cuestión de segundos la puerta se abre, salimos del elevador, saludo a Chloe y ella responde amablemente. Álex pregunta por Mateo, ella le dice que está en la sala de juntas con el joven Fournier. Álex asiente y sigue caminando.

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