Capítulo 35.

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¡Estúpida tú!

Capítulo 35.

—¿Qué? —pregunta en un pequeño  hilo de voz casi inaudible—, ¿Por qué me preguntas eso?

Me mira aterrada como si hubiera mencionado al mismo diablo, tal vez no sea como él, es peor.

Me paso las manos por el cabello, estoy alterada, tengo tanta rabia, es como si un fuego se esparciera dentro de mí.

—¡Tú debes saber dónde queda su empresa, necesito que me lo digas!

Exclamo. Mi madre se deja caer en la silla, parece que su mente se ha quedado en blanco.

—Paola ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué llegas así? ¿Por qué me preguntas por él? —lo último lo pregunta en susurro.

Una lágrima rueda por mi mejilla.

—Porque ese tipo tiene que solucionar el lío que causó, porque llegó la hora de enfrentarlo.

Mi madre me mira preocupada, no entiende nada. Se levanta y se me acerca, trata de tomar mi mano, pero retrocedo.

—¿De qué hablas? No estoy entendiendo nada.

Empiezo a hacerle un resumen de lo ocurrido los últimos días, no sé si yo le explico demasiado rápido o ella no entiende. Se puso pálida y sus pupilas se dilatan, sus ojos parecen que van a salirse de su lugar.

—¿Ahora lo entiendes? Mi medio hermano está enamorado de mí, me acosa, me persigue y todo es culpa de esa basura.

Mi voz se rompió. 

»Ya sé que vive en Distrito Financiero, solo necesito saber dónde ubicarlo. Él tiene que parar esta maldita locura.

Los ojos de mi madre se cristalizan.

—¡Hija, tienes que calmarte!

Limpio mis lágrimas con fuerza.

—¡Estoy muy calmada! —Alego.

—Paola, no estás bien, tienes que pensar con claridad —dice mi madre con voz gutural.

—No tengo nada que pensar, yo quise decirle la verdad a Sergio, pero no me corresponde. Así que buscaré a Aníbal para que sea él quien se la diga.

Mamá me toma de las manos, una lágrima se le escapa.

—No puedes hacer eso, mira tu estado, no estás bien. Esperemos que llegue Rodrigo ¿Y Álex, dónde está?

Carraspeo para aclarar mi voz.

—¡Llevo 20 años de mi vida esperando este momento! —grito—, el momento de reclamarle tantas cosas y no pienso esperar más.

—Paola…

La interrumpo.

—¡Madre, si no me dices yo misma iré a buscarlo hasta que lo encuentre! —amenazo.

—¡Paola!

Me doy la vuelta dispuesta a irme.

»Está bien —Dice derrotada.

Me da la dirección, no necesito anotar, la memorizo. Me toma de la mano y me dice que no me dejará salir así, como Rodrigo y Álex no están ella irá conmigo. Asiento no muy convencida, me lleva casi a arrastras hasta su habitación para cambiarse. Empieza a buscar entre sus cosas y en un descuido salgo de la habitación cerrando la puerta  con llave por fuera.

Lo siento mamá, pero esto es algo que debo hacer sola.

Me canse de huirle a mis problemas, me canse de esconderme, llegó la hora de mirar al maldito pasado a los ojos. Salgo a toda prisa de la casa, llego hasta la calle y tomo otro taxi, le paso la dirección ya no hay vuelta atrás.

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