CAPITULO 17

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BRITANIA DEL NORTE

(CONQUISTA ROMANA)

—Maximilian piensa que estoy jugando, ha tomado mis amenazas como palabras banales y mis actos como el mas infantil de los comportamientos. Estoy harta Marius y tu mejor que nadie sabes lo que eso significa. No pienso tolerar que esa mujer venga a este campamento y se le asigne una tienda como una Domine porque no lo es.

—Últimamente se han vueltos mas cercanos de lo común, es claro que desee tenerla cerca.

—¿Lo apruebas?

—Soy un pretor, no puedo hacer nada cuando el Legado Pro Praetore toma una decisión. Mis comentarios sobre el ejercito y la guerra son bien tomados, pero te aseguro que mis comentarios sobre con quien y con quien no dormir, no le harán gracia—dijo Marius poniéndose de pie para colocar sus manos en los hombros de su esposa—. Estas tomando esto de forma personal.

—Estoy tomando esto como lo que es, un asunto de importancia. ¡Es una extranjera!

—¿Es un problema que sea una extranjera? ¿O que no es Gia?

Ambos, el problema es ambos. Escúchame bien, Fabio—el romano supo que su esposa no estaba jugando cuando lo llamo por su primer nombre—, no sabemos que rumbo tomara esta guerra ahora que Adrianus esta muerto. Maximilian quiere el trono y lo obtendrá sacando al hombre que esta en el poder, no creo que los planes se vean afectados, lo único que hay que decidir es si será por la vía diplomática o por la guerra. Que Marte mismo les ampare si es la segunda. ¿Qué piensa hacer cuando regrese a Roma? ¿Piensa ignorar que está casado? ¿Piensa repudiar a su esposa? Tu tienes cinco legiones, tienes forma de manipularlo.

Cornelia, Maximilian es mi mejor amigo, no pudo presionarle con mi poder.

—Lo harás Marius, soy mujer, pero tengo mis métodos. No manejo legiones, pero manejo armas mas poderosas. Tengo mis métodos para ser mas inteligente que los hombres y si lo deseo puedo hacer que todos se pongan en contra de Maximilian bajo el temor de los dioses.

—¡Cornelia! ¿Te estas escuchando?

Marius no aprobaba para nada el comportamiento de su esposa. Estaba sumergida en un odio hacía la britana que no le agradaba. Si esa mujer comenzaba a ganar terreno con Maximilian, Cornelia quedaría mal parada, pues Marius no descartaba que Iria, pronto se convirtiera en amante de Maximilian si no es que ya lo era.

Maximilian había anunciado que la mujer tendría su propia casa de campaña cerca del Praetorium y eso provocó que la sangre de Cornelia se convirtiera en lava. La mujer paseaba como siempre por los caminos del castrum (Campamento) y escuchaba que los soldados no aprobaban en absoluto a esa mujer, la única forma en como podrían tolerarla seria si fuera una prostituta o esclava, pero no era nada de eso.

Enfadada por la actitud de su marido, Cornelia salió de la casa de campaña siendo seguida por sus guardias que no la dejaban sola.

—¡Cornelia Minor! ¡Te estoy hablando, maldita sea! ¡CORNELIA! —los gritos de su marido no la detuvieron, ni tampoco las miradas que recayeron sobre sí. Le importaba poco si pensaban que se estaba comportando de manera mas fiera de lo común.

Marius pensaba ir detrás de ella, pero al notarla sumamente enfadada supo que no era prudente. Soltó un improperio de maldiciones y se metió de nuevo en la casa de campaña para luego lanzar al suelo con violencia una jarra de vino. Sus pasos la dirigieron al templo instalado en el campamento, necesitaba calmarse porque una de las razones para que estuviera así era que no se le tomara en cuenta en algunas decisiones. Seria diferente si Gia estuviera con ella.

ARTS AMATORIA (VOL III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora