CAPITULO 72

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BRITANIA DEL NORTE

CONQUISTA ROMANA

GIA

Si me pedían sinceridad, tenía que decir que no esperaba que realmente fuera. Maximilian era una persona demasiado voluble con la que había aprendido a tratar y en quien no confiaba, pues mis pensamientos del pasado, sobre que no era capaz de faltarme en ni un solo aspecto, cambió, por otra completamente distinta donde a mi consideración, era capaz de cualquier cosa.

Me había obligado a mi misma a la desconfianza y a no dar por sentado algo al menos que fuera un hecho, pues podría terminar con el corazón roto, más de lo que ya estaba. No iba a permitir que me decepcionara de nuevo, así que bajé la guardia y me ví acostándome en la cama sin esperar nada realmente.

Yo no esperaba nada, pero en el fondo, mi interior si lo hacía, por esa razón, cuando comenzaron a pasar los minutos y la noche se hizo más presente, la esperanza de su visita se fue esfumando. Seia había dejado una lámpara encendida que dos horas de espera después terminé apagando.

Iba a dormir, ya estaba. No había ido.

Me cubrí con las sábanas y decidí dejarme llevar por el sueño, convenciéndome de que no debía enfadarme, pues eso sería darle importancia a sus acciones y para mi, ya no valía la pena. Había decepción, pero luché para no hacerla demasiado marcada y poder conciliar el sueño.

Era mejor así.

Podía escuchar el ligero sonido de la noche y el galopar de algunos caballos, posiblemente a la distancia. Enfadada de no poder dormir, me levanté de la cama y me acerqué al balcón para poder observar la noche y que trajera hacía mi sueño y ganas de cerrar los ojos para no abrirlos hasta mañana.

Me deleité del enorme tamaño del Castrum, pues podía ver las antorcha encendidas por un enorme, realmente enorme terreno, era como si en vez de un campamento fuera una ciudad de la cual emanaba vida. Una ciudad de hombres.

Pronto todo se movería y toda esa máquina bélica se posaría sobre Roma. No supe cuanto tiempo tardé allí, de pie, viendo a los soldados ir y venir, solo que esperando que el aire nocturno hubiera hecho su trabajo, dí un paso hacía atrás para volver a la cama, pero cuando giré mi cuerpo se casi chocó con una presencia.

Maximilian estaba detrás mío.

—Parece que se le ha hecho tarde, Dominus.

—He tenido asuntos que requieren mi atención.

Levanté una ceja.

Una pena.

No me gustaba que me hiciera esperar.

—Espero que Domine no se enfadé conmigo por la espera.

Sonreí.

¿Acaso me estaba probando?

Lamentablemente, mi deseo ha sido consumido por la comodidad de mi cama y mi cuerpo solo pide dormir. No soy una esclava que espera pacientemente hasta que su amo arriba al lecho.

Maximilian pareció analizar mis palabras. Se acercó a una pequeña mesa donde había un florero y una jarra de vino y llenó una copa.

Deja que Baco te seduzca entonces y despierta ese deseo de nuevo. Aunque claro, no creo que en verdad se haya apagado, simplemente estás molesta porque no te gusta esperar y quieres mostrar tu control de la situación. No buscaba mostrar nada Julia, solo que lamentablemente para mí, en estos campamentos tengo que anteponer mi cargo a mis deseos.

ARTS AMATORIA (VOL III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora