BRITANIA DEL NORTE
(CONQUISTA ROMANA)
MAXIMILIAN
Las guerras no se ganaban con facilidad siempre se tenía que hacer uso de estrategias políticas y militares. No importa que tanto deseara alejarme de la primera, siempre tenía que usar la cabeza y ciertas mañas para poder ganar beneficios. Puede que Iria fuera una mujer extremadamente sensual, demasiado en realidad y que estos últimos meses hubiera captado mi atención de forma irremediable.
¿Pero porque siempre que la veía tenía que compararla?
Mis ojos siempre intentaban encontrar el mínimo defecto en ella, pero a la vez también la cercanía en algún rasgo físico a ella. No quería mencionarla, tampoco pensar en ella, pero siempre parecía perseguirme como un fantasma por mis sueños, por mis pensamientos e incluso terrenalmente, pues, aunque me negara al hecho, miraba su estampa en ocasiones en otras mujeres y al parpadear, ella se había esfumado. Mi codo se apoyó al brazo izquierdo del cómodo sillón mientras mi dedo índice jugueteaba con mi ceja.
Mi sangre hervía, eso era lo que llevaba haciendo desde que recibí aquella carta.
"Mi esposa, ya no era mi esposa"
"Gia ya no era mía"
"Gia dormía con otro" —posiblemente de todo lo anterior esta era la razón que provocaba un fuego en mi ser y me hacía estar de mal humor todo el tiempo. Recordaba aquella ocasión, aquel recuerdo vivido de los Saturnales cuando Aelius le hizo un regalo. Sus ojos habían brillado con alegría mientras conversaba con él. Nadie hubiera pensado que el destino los atara de esa forma y yo menos que nadie. Debí haberlo pensado antes, pensando en que tal vez aquellas atenciones por parte del pretoriano no eran solo de guardia-Domine. Me iba a volver loco, no importa que tanto me pusiera delante de Cornelia, ella parecía tener una lealtad ciega a Gia, porque no pensaba llamarla Julia de nuevo. Ya no era mía, por lo tanto, debería quitarse también mi jodido nomen, el nomen de mi madre, el nomen de mi tía, el nomen que mi esposa debía llevar.
No culpaba del todo a Cornelia, porque sí ella hubiera estado en una situación así Gia también lo hubiese hecho, hubiera protegido su lugar hasta el final, dando el todo por el todo con la misma valentía ciega como Cornelia lo había hecho. La serpiente, esa maldita serpiente la había colocado ella y los escorpiones por igual. Había provocado un repudio insano por Iria porque los soldados decían que no era prudente enfadar a la madre de los dioses con extranjeras dentro de los campamentos.
—Dominus, tiene que escucharme, no puede seguir de esta forma, no podemos tolerar la presencia de esa mujer luego de lo que su padre ha hecho. Juno nos castigará, Juno hará que la ira de Júpiter caiga sobre nosotros y nos afecte en nuestro camino por esta tierra salvaje. Si el camino no se corrige, Marte mismo podría maldecirnos y ese sería nuestro fin—las palabras de Lucius seguían resonando en mi cabeza un par de semanas más tarde luego del acontecimiento de Cornelia e Iria. Era claro que se había ganado a pulso el favor de los hombres. Oraba a los dioses, pedía el triunfo en la guerra, una guerra que aún no estaba seguro de luchar.
Quería el trono, quería cumplir la última voluntad de Augusto y para ello tenía que sacar a Aelius del poder.
¿Habría de dármelo sin luchar?
¿Habría necesidad de sacar las armas?
Aún no lo tenía claro pero no pensaba marcharme de aquí sin tener un ejército fuerte y poderoso por si Marte se paraba delante de nosotros y nos inspiraba a luchar por el trono y el poder. Iria era necesaria, Iria conocía estas tierras y aunque Marius no notara estos factores, era importante tener en cuenta que por mucho que fuéramos más hacia el Norte, este nos era aún desconocido. Las tropas auxiliares eran necesarias, no podía ir a Roma y a una batalla sin ellas y para obtenerlas tenía que tener a los bárbaros en mi poder y eso se ganaba teniendo a esa mujer a mi lado.
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ARTS AMATORIA (VOL III)
Historical FictionCuando el odio lleva a la venganza y los enemigos asechan todo se torna inestable, lo que se creyó posible se torna imposible y las personas en las que creíste fielmente te traicionan. Antes de obtener lo que desean Gia y Maximilian deberán aprender...