BRITANIA DEL NORTE
CONQUISTA ROMANA
(CAPÍTULO CON ALTO CONTENIDO EROTICO)
Una mujer se adentró en la habitación.
—¿Dónde está Domine?
—Salió, mi señora.
—¿Salió?
Seia se levantó y asintió a Galia quien frunció el ceño al darse cuenta que la habitación estaba vacía y que además era demasiado tarde para que su hermana estuviese afuera. La mujer, con su vientre de ya varios meses abultado, salió del praetorium donde encontró a su marido hablando con algunos guardias.
—Gia no está.
—Me acabo de enterar de ello querida—comentó el hombre colocando sobre los hombros de su esposa una especie de chal de piel para que ella no sintiera el frío nocturno ni tampoco el bebé. Galia iba a regresar a Camulodunum en unos días y su marido se quedaría allí, pero tendría que ir a la ciudad en unos dos meses, cuando su hijo estuviera a punto de nacer como era la tradición.
—¿Dónde salió tan noche?
Licinius sonrió.
—No te preocupes, creo que está atendida.
Los guardias le habían dicho dónde estaba y Licinius sospechó que Gia había decidido terminar con el voto de silencio. A él le convenía que cediera un poco y que persuadiera a Maximilian como ella sabía. Las mujeres eran astutas y los hombres carnales.
A unas centenas de metros, una mujer mordía su labio inferior para evitar emitir algún ruido y que este se filtrara por el ventanal. Su interior estaba ardiendo en llamas mientras era embestida salvajemente por un hombre que no parecía tener intenciones de guardarle compasión. Ni siquiera la había desnudado del todo y él parecía haberle cumplido una fantasía un tanto impudorosa, follándola vestido con ese traje de plata, oro y cuero.
Sus ojos estaban brillantes, casi al borde del llanto pero de dolor si no del intenso placer que esas brutales embestidas le estaban provocando. Sus pies habían terminado apoyados en los fuertes hombros de su marido y sus piernas encerradas por su agarre mientras la mantenía en aquella posición donde tenía la libertad de mover sus caderas a conveniencia y de empujar en su interior con fuerza.
La estaba follando sin remordimientos.
Gia estaba sin aliento, con la respiración agitada y con cada poro de su cuerpo emanando sudor al ser tomada de esa forma tan poco ortodoxa. Si pensaba que Maximilian no había estado acumulando las semanas, ahora se daba cuenta que lo había estado haciendo. La estaba follando por cada dia que no la había tenido en su cama.
No iba a negar que la forma en como lo estaba haciendo le gustaba, le gustaba demasiado pero a la par la hacía sentir débil porque estaba a su merced, sumisa y dominada por aquel hombre que le sacaba el doble de tamaño pero ¡Joder! Follaba como Marte mismo.
Maximilian decidió cambiar de posición, posicionándose en medio de las piernas de sus esposa e inclinándose sobre ella para penetrarla mientras sus rostros casi se tocaban. Mantuvo su peso en sus brazos para no aplastarla y con ayuda de la luz que se filtraba por el pequeño ventanal pudo ver sus ojos brillantes y su rostro durososo. Sostuvo el rostro de su esposa y la embistió haciendo uso del peso de su cuerpo para adentrarse rudo y profundo en ella, con una sonora estocada que hizo a Gia retorcerse entre sus brazos y soltar un gemido placentero que le erizó la piel.
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ARTS AMATORIA (VOL III)
Historical FictionCuando el odio lleva a la venganza y los enemigos asechan todo se torna inestable, lo que se creyó posible se torna imposible y las personas en las que creíste fielmente te traicionan. Antes de obtener lo que desean Gia y Maximilian deberán aprender...