CAPITULO 36 (+18)

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BRITANIA DEL NORTE

(PRAETORIUM)

Gia jadeó sintiendo su cuerpo bañado en sudor. Demonios. Sintió que el aire abandonaba sus pulmones y con ansias intentaba tomar aire. Sentía que sus piernas le temblaban y su cuerpo colapsaba de forma inminente ante las duras embestidas que Maximilian le estaba otorgando. Tragó saliva al mirar los grandes músculos de su marido tensos mientras la sostenía con sus manos en su espalda y la apegaba a él. Una ligera capa de sudor cubría los músculos del romano mientras la penetraba con ímpetu.

La mujer soltó un ligero gemido cuando fue tomada violentamente por el cabello para luego ser recibida por los labios de su marido, quien a pesar de necesitar tanto aire como sus pulmones pudieran aspirar, deseaba besarla. Su boca la devoró quedándose con el sabor de sus besos impresos en sus labios mientras añoraba nunca separarse de ellos. Cuando sus pulmones rogaron por aire, Maximilian salió de ella, la sujetó con fuerza haciendo que su piel se pusiera blanca ante su salvaje tacto y luego apartó los pedazos de ropa a un lado dejándola desnuda. Gia sintió las piernas como gelatina, y como si de alguna forma él entendiera lo que sus ojos deseaban transmitir, empujó ligeramente su vientre haciendo que su espalda quedara sobre la mesa.

Con fuerza fue jalada hacía la orilla de la mesa y sin ni una sola clase de pudor, Maximilian colocó sus piernas sobre sus hombros. Una sonrisa soberbia apareció en sus labios, al mirar el cabello revuelto de Gia y como sus mejillas antes blancas se tornaban de un color rojizo. Julia sentía que su corazón se le saldría del pecho. Sentía el agarre fuerte de Maximilian en su cuerpo y supo que al día siguiente estaría lleno de moretones.

Maximilian se apartó ligeramente de ella, se acomodó en su entrada y luego resbaló entre sus pliegues, ingresando la punta ligeramente en su interior, pero luego subiendo hasta rozar con ella su clítoris hinchado y húmedo. Gia mojó sus labios y bajó la mirada intentando mirar la escena.

¡Marte, en ese momento no le importaba ser tomada tan salvajemente como una esclava!

Su interior le rogaba por él, sentía su boca llena de saliva y como si fuera un instinto de lo más salvaje y lujurioso deseo utilizar su boca para complacerlo. Era jodidamente excitante. Sus labios estaban rojos debido a los besos y ligeramente entreabiertos tomando ligeras bocanadas de aire. El hombre frotó su duro, ancho y largo miembro sobre el sexo de su esposa.

—¿Quieres que entre? ¿Eso quieres? —preguntó mientras miraba de forma lasciva para luego humedecer de una forma sensualmente lasciva sus labios mientras la devoraba con los ojos—. Mi querida Gia Claudia, no se quien de nosotros dos está peor, si tú, con tu apretado coño tan húmedo o yo estando tan duro. Uff...maldita sea, no tienes idea de lo bien que se siente.

Entró a ella a medias, haciendo que su interior le recibiera, pero entonces, hizo un ligero movimiento con su pelvis que provocó que su sexo apretara a su miembro. Un gemido ronco escapó de los labios de Maximilian al sentir aquella deliciosa sensación de placer recorrerle el cuerpo. Iba a decirle que deseaba que le suplicara que la follara, pero el que casi termina suplicando fue él. Se adentró en su interior con fuerza haciendo que Gia mordiera sus labios mientras recibía una y otra vez a Maximilian, penetrándola con fuerza y provocando que el orgasmo se acrecentará en su interior como un remolino de sensaciones.

No había perdido la virilidad en absoluto.

No había deseado decirlo.

Le había cerrado la boca.

Sus uñas se aferraban a la madera de la mesa, sintiendo la fría superficie y el sonido de la lluvia hacer los gemidos de satisfacción menos sonoros. Alabado fue Neptuno, por ayudarla de esa forma. Maximilian sintió el cuerpo de su mujer tensarse, estaba apunto de correrse y entonces, entonces se detuvo, robándole el orgasmo de una manera despiadada. Una extraña sensación de abandonó se instaló en su cuerpo. Tragó saliva y luego apretó la mandíbula cuando el hombre se posó sobre ella para besar sus labios de forma delicada, pero burlona.

ARTS AMATORIA (VOL III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora