ARTS AMATORIA (VOL III)

CAPITULO 65

BRITANIA DEL NORTE

CONQUISTA ROMANA

MAXIMILIAN

UNA SEMANA DESPUÉS.

Estaba harto.

Estaba cansado.

Estaba al borde.

—El Imperator aún no puede montar a caballo, pero puede enviar a alguno de sus hombres si es que desea analizar lo que hemos encontrado. Le dije que mis hombres conocían estos bosques mejor que nadie. Han encontrado una ruta más rápida para rodear los lagos y entrar a territorio brigante.

Iria colocó su dedo en el mapa y señaló el camino.

—¿A qué distancia?

—Cinco leguas, tal vez más.

—El clima parece mejorar, quiero a dos cohortes analizando el camino que los pictos han encontrado y que se corrobore que es cómodo para nuestros hombres. Antes de que se cruce el canal quiero tener el mayor metal y oro posibles. Que las cohortes salgan de las legiones de pretor.

Marius quien se había mantenido en silencio porque seguía enfadado asintió de forma cortante para después informar:

—Enviaré a la primera y a la segunda corte de la Legio XXVI. Iré yo mismo en su compañía para poder traer información relevante y certera para el Imperator. Cuando tenga al líder brigante, enviaré a algunos hombres a comunicar la información y obtener la respuesta de cómo proceder.

Heraclito ofreció su apoyo.

—Me gustaría ir, si Fabio no se opone—comentó—. Hay varias historias sobre Britania y quisiera corroborarlas por mi mismo, además, considero prudente que mis hombres dejen de temer a los salvajes que habitan estos parajes. Nada mejor que mostrarles con el ejemplo.

—No tengo problemas, eres bienvenido.

El hombre palmeó la espalda de Marius.

—¿El Imperator no se opone?

Negué.

—Claro que no. Creo que es suficiente por hoy. Cada hombre en este campamento debe de saber su trabajo. La mitad de los barcos debe estar completamente terminada para antes de la llegada del mes de Juno. No quiero atrasos y si hace falta algo, no duden en pedirla para de esa forma poder conseguirla.

—En nombre de mi padre quisiera presentar una queja.

—¿Por qué no la dice él?—comentó Marius en dirección a Iria demostrando la falta de aprecio que le tenía. Sus palabras habían salido llenas de agresividad pero la mujer no se había dejado amedrentar por ellas.

—Porque a diferencia de los romanos nuestras mujeres tienen voz y voto, porque soy su heredera y porque él no puede presentar sus respetos el día de hoy. Se que no soy del agrado del pretor, pero debe de darse cuenta que si sus hombres comen carne, es porque mi gente los alimenta con sus tributos. Varios de nuestros hombres han sido golpeados bruscamente por centuriones de las legiones del pretor de Britania y me temo que ha llevado su odio hacía mi y lo ha vaciado en mi gente.

Sentí una punzada en la sien.

¿Acaso no podían mantenerse en paz una semana al menos? Marius era poco controlable, duro para atender órdenes y sumamente impulsivo cuando se trataba de saciar su odio en dirección de alguien en cuestión.

—¿Cuáles fueron las razones?

—Desobediencia.

—No somos esclavos de Roma. El pretor cerró tratos por cierta cantidad y cuando llegó el día de pago decidió recordarlo a la mitad, la queja de mis hombres provocó que terminaran siendo atados y azotados como animales. Parece que el pretor trata mejor a sus caballos que a mi gente.