BRITANIA DEL NORTE
(CONQUISTA ROMANA)
No puedes quebrarte en medio de una guerra.
La división puede ser letal especialmente cuando peleabas contra un igual. La guerra de lealtades nunca ha sido sana para nadie y menos para un ejército.
La noticia de la disputa entre ambos poderes no tardó en llegar a los oídos de los legados, mucho más cuando luego de un par de murmuraciones se enteraron que la Domine había abandonado el praetorium y su molestía parecia ser firme. El rito de recibimiento de las legiones se aproximaba, Maximilian había sujerido tomarlo con calma y sin presiones.
—Sus asuntos maritales no deben entorpecer el camino. Mientras no exista algun papel que comprometa el lugar de alguno de los dos podemos seguir tal y como estamos ahora—comentó Sepronius a Heraclito—. Mi lealtad es hacía ambos, no puedo quebrarme ahora.
—No creo que la disputa sea para tanto.
—Ha hablado de divorcio.
—Lo sé, pero hacerlo a decirlo, es una larga línea.
Sepronius no parecía demasiado convencido.
—Es un Julio, no hay mujer, joven o mayor, pobre o rica que no desee casarse con un hombre así, claro, ninguna igual de poderosa como una de la gens Claudia, pero no habrá mujer quien no desee llevar en sus entrañas a un Cesar.
Heraclito se sentó y tomó una copa de vino en su casa de campaña. No estaba permitido en las campañas, pero ahora Britania sería como su casa. Miró el vino y lo olío sintiendo el sabor dulce con el olfato. Era un magnífico y fuerte vino. Los guardias en la puerta le observaron y entonces fruncio el ceño.
—Llama a los legados. Tenemos cosas importantes que conversar y tomar una postura al respecto—ordenó Heraclito hiciendo que los guardias asintieran para luego marcharse.
—¿Qué postura crees que tomaremos? ¡También llamen a Fabio Mario, él es una cabeza en esto y no hay nadie más cercano a Caius Maximilian que él! Como Pretor tiene una voz pesada en esto y creo que no podemos permitir divisionismos, tu sabes lo peligroso que es la guerra, mucho más cuando se toma dividida.
Heraclito asintió, no dudaba de eso, para nada, sin embargo, debían tener en cuenta que aunque fueran un matrimonio ambos tenían demasiado que ofrecer. Fabio llegó una media más tarde, para la sorpresa de todos no vestía su traje sino algo mucho más casual.
—Me has sacado de la maldita cama—dijo haciendo sonreír a los dos hombres.
—Parece que tomas bien la guerra considerando que traes a tu mujer consigo. No todos tenemos ese privilegio, aunque no es por gusto, es porque ellas no se prestan a seguirnos y date cuenta que hay mucho de razón en ello.
—Cornelia ama todo mientras esté cerca de mí.
—¿Y qué puedes decirnos de Domine Julia? ¿Ama todo lo que está cerca del Dominus?—preguntó el pretor haciendo que Marius maldijera entre dientes y se dejara caer en el divan.
—¡Exclava! Dame vino—ordenó con un gesto de manos a una mujer quien asintió y llenó su copa de inmediato—. Los asuntos maritales del Imperator no deben de entorpecer los caminos de la guerra, nunca se ha manejado de esta forma, las mujeres son una fuerza, pero no una decisiva.
No había aprovado las decisiones de Gia de marcharse, de hecho la había reprendido por ello, le había dicho que debía mantenerse cerca de Maximilian como una buena esposa, aunque apenas y lo tolerará, era por su bien, por el bien de todos. Ella se había negado, incluso Marius se atrevería a decir que se enfado con él, pero no importaba, no mientras dijera lo que pensaba, pues Cornelia también intentó persuadirla.
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ARTS AMATORIA (VOL III)
Historical FictionCuando el odio lleva a la venganza y los enemigos asechan todo se torna inestable, lo que se creyó posible se torna imposible y las personas en las que creíste fielmente te traicionan. Antes de obtener lo que desean Gia y Maximilian deberán aprender...