CAPITULO 66

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BRITANIA DEL NORTE

CONQUISTA ROMANA

¿Podrían dos personas que se conocían mejor que nadie pasar como dos completos desconocidos viviendo bajo el mismo techo?

Si podían y Gia lo estaba demostrando.

Llevaba al menos dos semanas sin cruzar palabra con su marido quien se había enfrascado en sus asuntos y le había dejado en el Praetorium después de aquellos fuertes escándalos que habían dejado al Imperator y al Pretor en una posición de cierta enemistad entre ambos.

Marius había desobedecido y sus legiones estaban pagando por ello. Maximilian le había dado donde le dolía, pues provocar aquello hacía que sus legiones sintieran cierto rencor por él y eso le debilitaba como general y autoridad.

Gia había estado ocupada también, pues la llegada de Licinius había cambiado muchas cosas, especialmente la forma en cómo veía los campamentos. Su cuñado sabía exactamente cómo mover las piezas en un tablero, sabía porque lado persuadir a los hombres y ella que también había leído mucho comprendía sus puntos. Gran parte de su fortuna estaba cerca, en Camulodunum y el senador no había dudado en ofrecer ese dinero de forma particular a su cuñada para acrecentar el apoyo de las legiones.

"Haz a los soldados felices y ellos te harán feliz a ti"

La mujer había decidido no enfadarse con las legiones, después de todo no habían sido ellos quienes crearon el rumor y para mostrarles que no les guardaba ninguna clase de rencilla al respecto, había anunciado que a las quince legiones que habían llegado con ella les daría un agradable bono en monedas de oro como regalo por la llegada del mes de Juno. Los soldados habían quedado extasiados y aunque el Imperator se enterara de sus decisiones, no podía hacer nada, pues esas legiones aún no estaban bajo su autoridad absoluta hasta que entraran al campamento.

—Debo mencionar que no le va a gustar.

—No me interesa que no le guste. Yo no me entrometo en sus asuntos así que no espere que le dejaré meter sus narices en los míos—respondió la mujer con seriedad a Licinius que vió en sus ojos el rencor que le guardaba.—Tenerlo de amigo no funcionará y yo no quiero hacerme del poder rogándole que ponga los ojos en mí, no quiero. Suficiente tengo que soportar al verlo en brazos de otra.

—Julia esto es Britania, te es fiel a pesar de todo.

La mujer le aniquiló.

—Puede que ustedes como hombres consideren que una infidelidad va solamente si es con una patricia, pero yo no considero agradable saber que mi esposo se la mete a una celta. Con Maximilian nunca tuve que regalarle esclavas, conmigo era suficiente.

—Las esclavas son un respiro para una Domine...

—¿Galia piensa igual?

—Galia sabe qué hacer, tu madre era abierta.

—No es cuestión de ser abierta a la posibilidad, es cuestión de la relación que forjas con tu marido. Yo no tendría problemas si Maximilian quiere mantenerme despierta toda la noche, mi problema es que soy posesiva tanto como él. Es un hipócrita, pero aunque me moleste aprenderé a vivir con ello. Olvidemos este tema y concentrémonos en lo que importa.

—El dinero llegará de Camulodunum.

—Quiero que mi promesa sea cumplida en tiempo y forma.

No te preocupes, la gracia de la Domine llegará a tus hombres pronto y esto podría ser bueno para ti. Si premias la lealtad de las legiones, aquellas inclusive que no están del todo involucradas contigo buscarán que les brindes el mismo afecto. Estos hombres se mueven por lealtad y dinero, eres la esposa del Imperator, tienes lealtad. Les ofreces dinero y regalos, tienes el dinero. Déjamelo a mí, yo moveré esto por ti. Asegurate de cumplir con tus responsabilidades como Domine y lo demás te llegará pronto.

ARTS AMATORIA (VOL III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora